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Caso 529

Salí de mi casa con el sueño de ser médico.... Siempre creí, y sigo creyendo, que soy capaz de todo... pero no hago nada.... Es como si evitara estudiar. Sé que debo hacerlo, y no lo hago. He llegado al punto de quedarme dormido más de catorce horas y luego despertarme y no hacer nada. Me siento mal. Sé que mi familia espera todo de mí....

Por tres años dejé de creer en Dios, y ahora no sé si creer o no creer. No sé qué pensar. No sé qué escribirle... pero creo que usted sí me puede ayudar.

Consejo

Estimado amigo:

Lamentamos la situación en que se encuentra. Es como si hubiera caído en un pozo del que no puede salir por sí solo. Usted cree que nosotros podemos ayudarlo a salir, pero lo cierto es que necesita un equipo que trabaje en conjunto para sacarlo.

El primer miembro del equipo debe ser un médico. Usted necesita ser evaluado para determinar si tiene algún desequilibrio químico en el cuerpo que hace que se sienta deprimido. Sus síntomas son como los de quien sufre de depresión clínica, pero no hay modo de que diagnostiquemos esa condición nosotros, ya que no somos médicos.

El siguiente miembro de su equipo debe ser un consejero o asesor académico. Usted necesita a alguien que le haga rendir cuentas de su progreso o falta del mismo. Una universidad debe de tener a un miembro del personal capacitado para ayudarlo a fijarse metas a largo y a corto plazo.

Usted está evitando el estudio, eso sí, pero también está evitando el futuro. Ha perdido esperanza y propósito para vivir. No está seguro si creer o no en Dios, pero reconoce que algo falta en su vida. La razón por la que ha llegado a pensar que podemos ayudarlo es que Dios lo está llamando desde el interior de su alma. Él es quien puede darle esperanza para su futuro inmediato y por la eternidad. Nosotros sólo somos personas que señalamos el camino hacia Él y hacia su Hijo Jesucristo, quien ya pagó el precio para que usted pueda recibir el perdón de sus pecados. Así que no deje de hacerlo a Él miembro de su equipo también. Responda a su llamado al orar y pedirle que lo ayude.

Además de señalarle el camino a Cristo, le recomendamos que se fije metas para hoy e incluya recompensas que lo motiven a lograrlas. Por ejemplo, fíjese la meta de hacer una cita con un médico. Resuelva que no va a comer al mediodía o por la noche hasta que haya hecho la cita. Si nadie contesta el teléfono en la oficina del médico, deje un mensaje grabado o ponga una alarma para volver a llamar a una hora más conveniente. Luego fíjese una meta para mañana y resuelva que no va a ver televisión ni entretenerse con juegos de video hasta que haya logrado esa meta. Poco a poco, con la ayuda de su equipo y de los pasos que le recomendamos, usted va a poder cambiar su situación y su vida.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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