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Caso 567

Tengo una hermana menor que a través de los años ha tenido una actitud extraña hacia mí. Constantemente hace alarde de su inteligencia y memoria, y al mismo tiempo, de una forma sutil, menosprecia las mías. Esto lo hace no sólo conmigo sino con otras personas que son parte de la familia y amigos suyos....

Al pasar de los años me siento menos tolerante y, aunque la amo mucho, he decidido mantenerme lejos en aras de no perder mi paz.... Esto es realmente triste porque, aunque quisiera compartir tiempo con ella, no me siento motivada porque sé que en cualquier momento el ambiente puede cambiar... con uno de sus... comentarios de mal gusto.

Consejo

Estimada amiga:

Usted tiene toda la razón. ¡Eso es muy triste! Algunas personas tienen una autoestima tan baja que sienten la necesidad de hacer quedar mal a otros a fin de sentirse mejor ellas mismas. Se comparan de continuo con los demás, pensando cosas tales como: «Yo no soy tan bonita como ella, pero sin duda soy más inteligente», o: «¿Por qué todo el mundo la quiere a ella más que a mí? ¿Acaso no se dan cuenta de lo fenomenal que es mi memoria?» Esos pensamientos son destructivos en la mente, pero son aún más destructivos cuando se expresan verbalmente.

Es muy común que un hermano o una hermana menor se compare con un hermano o una hermana mayor. Durante los años formativos de la vida, la mayoría de los hermanos menores están celosos de que a sus hermanos mayores se les permita irse a dormir más tarde y gozar de más privilegios. En la mente de la hermana menor puede desarrollarse una competencia en la que esté constantemente tratando de demostrar que merece los mismos privilegios que la hermana mayor. Algunos hermanos menores se pasan todo el tiempo tratando de demostrar lo que valen, a pesar de que nadie más esté juzgando. Y otros, como su hermana, amplían la competencia de modo que abarque a otras personas en su vida.

Comprendemos la decisión que usted ha tomado de limitar el tiempo que pasa con su hermana. Sin embargo, es inevitable que de vez en cuando estén juntas. Le recomendamos que haga la prueba de elogiar a su hermana por cualquier cosa que ella sepa hacer muy bien. Trate de que no se note lo que usted está haciendo, pero hágale cumplidos acerca de la manera como cocina o decora, o de cualquier otra cualidad de ella que usted sinceramente admire. Esfuércese por hacerle un cumplido por cada cinco minutos de conversación. Si ella comenta acerca de lo inteligente que es, concuerde con ella. ¡Dígale que ella no sólo es inteligente, sino que también tiene una buena memoria! Trate de reforzar la frágil autoestima de ella y de poner a un lado sus propios sentimientos de disgusto.

¿Será fácil elogiar a su hermana y olvidarse de lo que usted está sintiendo en ese momento? ¡Claro que no! Pero hay una recompensa que prometió el apóstol Pedro. Él enseñó: «No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición.»1 Cuando usted bendiga a su hermana mediante cumplidos sinceros que le haga, San Pedro dice que también usted será bendecida. Pídale a Dios que la ayude a medida que usted ayuda a su hermana.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 1P 3:9

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