28 may 15

imprimir
«La amo tanto que quiero perdonarla»
por Carlos Rey

En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:

«Hace ya tres años que vivo con mi esposa, y tenemos una niña de dos años. ¡Nosotros éramos tan felices! Nuestro matrimonio no tenía problemas de ningún tipo. Ella era muy atenta conmigo. Pero estas últimas semanas se ha comportado de una manera muy diferente conmigo.... Descubrí que me ha sido infiel con un compañero de trabajo. ¡No lo podía creer! ...

»En estos momentos estamos separados. La verdad es que yo la amo tanto que quiero perdonarla, pero no sé qué es lo que verdaderamente siente por mí y por el otro hombre. No sé qué decisión tomar.»

Este es el consejo que le dio mi esposa:

«Estimado amigo:

»Lamentamos lo que usted está experimentando. La infidelidad ha destrozado su vida y su hogar, y es normal que se sienta confundido con relación al futuro.

»La clave del consejo que le ofrecemos se encuentra en algo que usted manifiesta. Dice que no está seguro de lo que su esposa siente por usted, como tampoco de lo que ella siente por el otro hombre. Debido a eso, es muy prudente que se mantenga separado de su esposa hasta que ella se cerciore de lo que siente. También es prudente que usted le dé a ella tiempo y espacio. No la presione ni le dé plazos fijos. No la acose con preguntas ni comunicándose con ella constantemente. Y trátela cortésmente, pero no dando pie a que ella deje de mostrarle respeto.

»Su esposa decidió quebrantar sus votos nupciales. Optó por destruir la confianza que se tenían. Y tomó la decisión de quebrantar uno de los Diez Mandamientos, que es el no cometer adulterio. Jesucristo enseñó que el adulterio justifica el divorcio.1 Sin embargo, si usted está dispuesto a perdonarla, y si ella todavía lo ama, entonces es mejor que se mantengan casados.

»El principal objeto de su atención a estas alturas debe ser su hija. Si su esposa no le permite acercarse con libertad a su hija, entonces usted debe presentar una demanda para obtener un amplio derecho a visitarla. Por lo general, esto puede lograrse sin necesidad de un abogado y de muchos gastos. Sin embargo, esté también consciente de que su esposa bien pudiera corresponder al presentar su propia demanda a fin de obligarlo a usted a que pague una cuota mensual por el sustento de la niña. Por supuesto, cualquiera que sea el domicilio de usted, tiene la obligación de contribuir al sustento de su hija.

»Lo felicitamos por querer perdonar a su esposa. Jesucristo dijo que si queremos que se nos perdone, debemos perdonar nosotros mismos.2 Cuando perdonamos, seguimos el ejemplo de Cristo. Aunque no lo merecemos, Dios está dispuesto a perdonarnos a cada uno por las faltas que hemos cometido. Sólo tenemos que pedirle perdón en el nombre de su Hijo Jesucristo.»

Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, puede leerse con sólo pulsar la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 339.


1 Mt 19:9
2 Mt 6:14-15