13 abr 05

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Fue culpa del velo
por el Hermano Pablo

Por fin había llegado el momento ansiado. Las dos novias hindúes iban a casarse en el mismo día, en la misma aldea, con sus respectivos novios. Ellas se llamaban Saroj Banarjee y Chandra Misra. Sus novios también eran hindúes.

Se vistieron en su casa, y conforme a la costumbre, bajaron el espeso velo sobre el rostro. La novia, según la más estricta tradición hindú, no debe ver al novio el día de sus esponsales.

Las novias se casaron, pero sólo para descubrir, cuando se quitaron el velo, que ambas se habían casado con el hombre equivocado. La crónica que dio la noticia hizo resaltar las palabras de las novias: «Fue culpa del velo».

Desde niños hemos oído que el amor es ciego. Cuando el amor es intenso, suele cegar la razón. El enamorado lo ve todo color de rosa. Todo ha de salir bien sólo porque él lo desea así. No ve los defectos. No mira los problemas. No le importa la opinión de los padres o de los futuros suegros. Sólo ve el objeto del amor. Ciertamente, el amor es ciego.

Sin embargo, mi querido joven, mi querida señorita, es peligroso verlo todo color de rosa. El matrimonio es el evento más importante de su vida porque es precisamente para toda la vida. No hay, ni nunca habrá, una decisión de mayor envergadura que esa. Usted nunca tomará un paso de mayor trascendencia que el del matrimonio. Aunque puede ser el evento más glorioso de su vida, puede también ser el desastre más grande.

El sexo y el amor no son lo mismo. La mejor prueba de amor no es acostarse juntos. Al contrario, la mejor prueba del amor es no tocarse sexualmente hasta el día del matrimonio. La verdad es que sólo así puede la novia estar segura de que su pretendiente no es un seductor. Es ahí donde se revela si el novio está de veras enamorado o si es un seductor nada más.

Amor, noviazgo, matrimonio, vida en pareja, hijos y familia son cuestiones demasiado valiosas para ser tomadas a ciegas. El amor no es un momento de éxtasis; es toda una vida de andar juntos, sostenerse juntos, consolarse juntos y juntos crear una familia. Enceguecerse con el primer brote de amor es el error más grande que se puede cometer.

PASAJES BÍBLICOS AFINES:

Gn 2:24; 29:20; Pr 5:18-19; Ec 9:9; Cnt 8:7; 1Co 13:4-7; Heb 13:4

 

Joven, señorita, viva de acuerdo al mandato de Cristo. Haga de Él, el maestro de su vida, el consejero en sus decisiones, la luz de su mundo y la iluminación de su existencia. Sólo así podrá usted solidificar su matrimonio.