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En este mensaje tratamos el caso de una mujer que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que la citáramos, como sigue: «Era yo de ocho años de edad cuando un joven de aproximadamente diecisiete años abusó de mí sexualmente. No lo conté a nadie, ni [siquiera] a mi madre.... Desde entonces no confío en los hombres. »Ahora tengo veintiún años de edad. Tengo muchos amigos, pero no dejo de desconfiar de ellos, pues tengo mucho miedo, miedo a que alguien ponga otra vez sus manos en mi cuerpo. Muchos jóvenes me pretenden, incluso me proponen matrimonio, pero no quiero que se me acerquen mucho. »¿Cómo hago para poder de alguna manera olvidar lo que pasó aquel día? Pues no quiero vivir odiando siempre a los hombres. Quiero poder acercarme a algún joven sin temor a que me pase algo malo. ¿Qué puedo hacer?» Este es el consejo que le dimos: «Estimada amiga: »¡Cuánto lamentamos la horrible experiencia que usted sufrió hace trece años, y las consecuencias que sigue sufriendo todavía!... »Uno de los problemas en su caso en particular es que usted no se lo contó a nadie. Como niña, usted estaba tratando de protegerse al guardar el secreto. Pero como adulta, el secreto tiene que revelarse para que usted pueda afrontarlo. Si tiene una médica a la que consulta con cierta frecuencia, esa es la primera persona a quien debe contarle lo sucedido. Ella puede recomendarle a una terapeuta profesional que tenga la preparación para ayudar a víctimas de abuso sexual.... »A los ocho años de edad, usted sabía que lo que ocurrió era malo, pero no tenía la lógica para comprender que no era culpa suya. Ahora que es adulta, puede comprender que no tiene nada de qué estar avergonzada. Usted no hizo nada malo. No hay nada por lo que tenga de qué sentirse culpable. Así que no hay razón alguna para guardar el secreto a sus seres queridos. Una vez que se lo haya contado a alguien, será más fácil contárselo después a cualquier miembro de su familia o a una amiga íntima.... »Es bueno que una joven soltera no permita que los hombres la toquen. Usted se ha mantenido pura para ese hombre especial con el que ha de casarse algún día. Pero aún antes de considerar siquiera el matrimonio, usted debe llegar a conocer a ese hombre a tal grado que pueda ser sincera con él sin temor alguno. Él necesita saber lo que le pasó a usted y, si es el que a usted le conviene, reaccionará con tanta paciencia y amabilidad que usted podrá confiar en él. Mientras tanto, exija que los hombres la respeten de manera que guarden la distancia que usted necesita. »Hay Otro con quien usted puede hablar cuando quiera sin temor alguno. Él ya sabe lo que le ocurrió, pero está esperando a que usted le pida ayuda. Él la creó, la ama y siente una compasión profunda por lo que le ha sucedido.1 Hable con Dios hoy mismo en oración. No hay razón alguna para seguir esperando. »Le deseamos que se sane por completo, »Linda y Carlos Rey.» El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, se puede leer si se pulsa el enlace en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego el enlace que dice: «Caso 73». |
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