|
|||||||
En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos: «Conocí a un hombre... y con los días y meses se fue dando una relación.... Un día él me confesó que se estaba divorciando. Me dijo que me amaba, pero que necesitaba un tiempo. Así fueron pasando los días, y todo cambió.... »Comencé con una lucha mental y psicológica, y una persona me dijo que buscara ayuda en el tarot, y lo hice. Di información personal y me estafaron. Me amenazaron con contarle todo a él, y lo hicieron.... Ahora él no quiere volver a verme. »He pedido perdón a Dios, pero tengo vergüenza por dejarme llevar por personas incorrectas, y me siento culpable.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimada amiga: »Al parecer usted ha pasado por una etapa difícil bajo mucho estrés. Eso la hizo vulnerable y la llevó a tomar una decisión imprudente.... »Todos nosotros debemos tener la expectativa de que, tarde o temprano, afrontaremos circunstancias que nos debilitarán emocionalmente.... Quienes no están prevenidos en cuanto a esas dificultades permiten que esas emociones predominen sobre lo que es razonable, y eso casi siempre acarrea consecuencias. Pero quienes confían en Dios y en su voluntad divina no tienen ninguna necesidad de consultar a los adivinos. »Obviamente usted no sabía que los psíquicos y los adivinos, ya sea por medio del tarot u otras suertes de adivinación, son expertos en el arte de engañar a personas vulnerables. Saben cómo obtener la información personal que les revela un cliente y valerse de ella para confundir, manipular, extorsionar y amenazar. Si bien es cierto que usted se siente avergonzada y culpable por no haber reconocido lo que le estaban haciendo, ya le ha pedido perdón a Dios y eso es lo mejor que pudo hacer. »Juan el apóstol escribió que si le confesamos nuestros pecados a Dios, Él es fiel y justo, y nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.1 Usted se los confesó y Dios los perdonó. Ahora la culpa que siente no es más que un recuerdo de cómo puede evitar que algo así jamás vuelva a suceder. »El haber cultivado una relación sentimental con un hombre que aún está casado fue algo muy arriesgado.... Una decisión sabia y racional hubiera sido que usted le pusiera fin a la relación en el instante en que descubrió que él aún estaba casado. Al continuar la relación de todos modos, usted se expuso a que todo esto sucediera. »Sin embargo, de nada sirve culparse a sí misma. Piense más bien en las maneras en que usted es vulnerable, y planee cómo evitar tal decepción en el futuro. Busque el plan de Dios para su vida. Él nunca la defraudará ni la abandonará.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo puede leerse con sólo ingresar en el sitio www.conciencia.net y pulsar la pestaña que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 810. |
|||||||
|