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En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Mi esposa me fue infiel por casi un año. Después de ocho años de matrimonio, decidí separarme de ella, ya que, a pesar de que la perdoné, nunca quiso cambiar. Siguió su relación con ese hombre. »Actualmente no tengo pareja, pero quisiera volver a casarme. Vivo con mis dos hijas de nueve y doce años.... Quisiera saber si le estaría fallando a Dios si volviera a casarme. Aclaro que yo no le fui infiel nunca a ella.» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »Sentimos mucho que su esposa le haya sido infiel. Sabemos que tanto usted como sus hijas han sufrido a causa de la desintegración de su familia. »Creemos que usted debe darle prioridad a lo que más les conviene a sus hijas. Han sido abandonadas por la mamá, así que necesitan que usted sea una presencia constante y estable en la vida de ellas. Si usted intenta dividir el afecto que siente por ellas y el que llegara a sentir por alguna nueva mujer en la que se interese sentimentalmente, sus hijas probablemente van a sentir que han perdido no sólo a la madre sino también al padre con el que pueden contar. »Mis padres se divorciaron cuando yo tenía diez años. Mis hermanos menores y yo nos quedamos con nuestra mamá, pero ella no estaba conforme sin un hombre en su vida. Así que comenzó a salir y a dejarnos solos en la casa. Ella aún nos amaba, pero todas sus energías estaban dirigidas en buscar una relación sentimental. De modo que yo tuve que cuidar a mis hermanos. »Yo me opuse firmemente a que mi mamá llevara a un nuevo hombre a nuestro hogar. Sentía que tenía que proteger a mis hermanos y que incluso necesitaba proteger a mi mamá. Pero a pesar de mis sentimientos, ella volvió a casarse, y el resto de mi niñez fue más turbulenta que lo que había sido antes. Fue una lucha constante de “nosotros contra él”. El tener a un padrastro no era en absoluto nada bueno. »Un padrastro o una madrastra puede ser la persona más cariñosa y amorosa, y aun así no ser aceptada por los hijastros. Los hijos ya tienen sus propias heridas y dificultades, y no es justo que una nueva persona tenga que afrontar una situación plagada de angustia. Ni es justo que una nueva relación matrimonial se vea sometida a tanta tensión. »No estamos diciendo que sería pecado que volviera a casarse. Según la enseñanza de Jesucristo, la infidelidad de su esposa lo libera de los votos que usted le hizo.1 Pero eso no significa que lo que más le conviene es volver a casarse.... Nosotros creemos que usted debe canalizar toda su energía y su afecto en sus hijas, y aplazar cualquier relación sentimental hasta cuando ellas sean mayores.» Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo puede leerse con sólo pulsar la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 816. |
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