«Una mujer que desea ser como un hombre no necesita aretes.» Así pensaba Osvaldo Silva Soares, oriundo de Teresina, Brasil. Y fue ese razonamiento machista, burdo e injusto, el que lo movió a cometer semejante acción.
Tomó a su mujer y con un filoso cuchillo le cortó los lóbulos de ambas orejas. «Se había vuelto feminista —dijo Osvaldo a la policía—. Quería vestirse y actuar como un hombre. Entonces, como deseaba parecerse a un hombre, le corté los lóbulos para que nunca más usara aretes.»
A pesar de lo sucedido, su esposa María, de treinta años de edad, dijo que seguía amándolo, y que en adelante sería una devota esposa.
A veces esa lucha que se libra entre hombres y mujeres, entre feministas y antifeministas, entre esposas que quieren liberarse y maridos que las quieren sujetar, toma giros dramáticos, como en este caso.
Osvaldo Silva obviamente procedió injustamente con su esposa. Fue una medida brutal, un acto de rabia ciega, de inconsciencia moral, de ignorancia absoluta.
Para obrar con justicia y darle el lugar que le corresponde tanto al esposo como a la esposa, tenemos que acudir al consejo de la eterna Palabra de Dios. ¿Qué es lo que dice la Biblia al respecto?
«Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella... el esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo... Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. Porque el esposo es cabeza de su esposa... “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo.” ...En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo» (Efesios 5:25,28,22,23,31,33).
Así que la Biblia menciona el respeto, la cortesía, la dignidad. También habla de amor, de cariño, de dulzura. Dice que los dos, esposo y esposa, son un solo cuerpo, y que ambos deben dejar padre y madre para unirse a su cónyuge. Aquí no hay cabida para el feminismo ni el machismo, sino sólo para el amor y la comprensión.
Este es el plan divino para el matrimonio. Quien lo descubre y lo vive tiene un matrimonio feliz.