26 ene 2006

«El mejor regalo de aniversario»

por el Hermano Pablo

«Será mi regalo de aniversario», dijo Cristina Fourneaux mientras la conducían en la camilla. El cirujano que hizo la operación dijo lo mismo: «Será su regalo de aniversario.» Las enfermeras que participaron en la operación expresaron lo mismo: «Será su regalo de aniversario.»

Por su parte, John Fourneaux, el esposo que recibía el regalo, dijo: «Es el mejor regalo de aniversario que pudiera haber recibido.» ¿Qué era el regalo? Era el riñón de su esposa, que John recibía de urgencia.

A los nueve años exactos de casados, John necesitó urgentemente un riñón. Después de los exámenes del caso y de comprobarse que su esposa podía ser una donante, ella inmediatamente accedió. «Mi esposa me dio una parte de sí misma —dijo el hombre—. Amor como ése no se puede describir.»

Este fue un caso notable que ocurrió en el estado de Minnesota, Estados Unidos. Un hombre necesitaba con urgencia un riñón. Los riñones son escasos. Su esposa no vaciló ni un momento, sino que le dio a su esposo uno de los suyos.

Muchos confunden el amor con un beneficio. Aman si a cambio reciben algo. ¡Cuántos jóvenes han solicitando el favor supremo de su novia! «Si me amas —han insistido— me tienes que dar...» Y le han robado la inocencia y la virtud.

En cambio, hay otros que interpretan el amor como sacrificio. En lugar de recibir, dan, y en lugar de exigir, ofrecen. Sacrifican cualquier cosa por la persona amada, no sólo un riñón sino la vida misma.

Una madre sólo piensa en dar. Aunque de sus hijos no reciba más que ingratitud, lo cual desgraciadamente ocurre con demasiada frecuencia, ella sólo piensa en dar.

Una esposa que ha vivido cuarenta, cincuenta o más años con su esposo, ha comprobado con esos años que ella tiene un espíritu dadivoso. Para ella el amor y el sacrificio son sinónimos. Y da de sí misma con toda su alma, todo su ser, todo su corazón.

El símbolo del amor es la cruz, porque fue en la cruz que Cristo nos dejó un ejemplo perfecto del amor. Esa cruz representa el desprendimiento, la entrega, el sacrificio. Así debe ser el amor entre todo esposo y esposa, amor incondicional, desinteresado, entregado y sacrificado. ¡Que sea ese el amor que cada esposo y cada esposa le entreguen a su cónyuge!

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