En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:
«Tengo veintitrés años y una novia que es unos meses menor que yo. Iniciamos nuestra relación hace casi nueve meses, pensando que [era la voluntad de Dios] y que iba a concluir en el matrimonio. Ella no me atraía físicamente tanto, pero pensé que... ese problema con el tiempo se iba a [solucionar]....
»Sin embargo, nunca he podido decirle de todo corazón a mi novia: “Te amo”, y tampoco he podido compartir el mismo entusiasmo que otros novios muestran por su pareja. Así que hablamos de este tema y nos dimos cuenta de que ambos [sentimos lo mismo].... ¿Cómo puedo saber si esto es una prueba nada más que tengo que sobrellevar, o si es una señal de Dios para que disolvamos esta relación?»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimado amigo:
»Nos alegramos de que esté cuestionando si debe o no casarse con su novia. Lo que no comprendemos es por qué inició usted una nueva relación pensando que concluiría en el matrimonio.
»En la mayoría de las culturas occidentales, por lo general las parejas jóvenes llegan a conocerse mediante salidas a diferentes lugares. Aunque se hayan conocido a medias antes de comenzar a cortejarse, el salir juntos les da la oportunidad de conocerse mejor. Durante este tiempo cada cual puede observar más allá de las impresiones iniciales con respecto a la apariencia física y la personalidad, y comenzar a conocer los rasgos del carácter, los valores, las creencias y los defectos del otro....
»Iniciar una relación con la expectativa del matrimonio es hacer las cosas al revés. Con razón que no ha tenido éxito la relación entre usted y su novia. Usted no necesita una señal de Dios para saber que debe disolver esta relación; su propio sentido común le está indicando que las cosas no andan como debieran. ¡Así que nos alegramos de que le esté haciendo caso! Con eso evitará mucho dolor y sufrimiento emocional, y un matrimonio destinado al fracaso.
»Es obvio que usted desea la voluntad de Dios ante todo, y eso quiere decir que ha descubierto que Dios de veras le desea lo mejor y que usted puede confiarle su vida. Sin embargo, se ha confundido al pensar que Dios quiere que se case con su novia a pesar de que usted en realidad no la ama. ¿Por qué Dios haría tal cosa? Es Él quien creó al hombre, a la mujer, el amor y el romance. ¿Por qué entonces habría de condenarlo a usted a un matrimonio infeliz?
»En este mundo hay muchas mujeres maravillosas, amorosas y cariñosas, pero cada una de ellas es diferente. Usted tiene que buscar una que lo haga sentir que no puede vivir un solo día sin ella. No deje de buscar hasta encontrarla. Pídale a Dios en oración que lo guíe y le ayude a evitar mujeres que no compartan sus valores y creencias. Y pídale que le hable por medio de su conciencia y lo ayude a tomar decisiones sabias. Pero no le pida que le dé señales, ni busque señales en ninguna otra parte. Dios no suele hacer las cosas de ese modo.»
Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, se puede leer si se ingresa en el sitio www.conciencia.net y se pulsa la pestaña que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 418.