«Le hice un mal a mi prójimo»

7 mar 2020

En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:

«Con el espejo retrovisor del lado del copiloto de mi auto golpeé el espejo retrovisor de otro auto estacionado, y seguí mi camino pensando que nada grave había pasado. Pero al llegar a mi trabajo noté que había astillas de vidrio en mi auto y un raspón que me indicaba claramente que el otro auto había sufrido daño, aun cuando fuera poco.... Llamé a la [compañía de seguros] para notificar de mi accidente, pero la persona que me atendió me dijo que no había nada que hacer y que esperara a ver si había alguna reclamación. Sin embargo, tengo miedo de que alguien pudiera haber tomado las placas de mi auto y que me busquen.

»En verdad, yo deseo reparar el daño, pero no sé cómo. Parece tonto, lo sé, pero me siento mal. Le hice un mal a mi prójimo, y no sé cómo remediarlo.... Necesito un consejo.»

Este es el consejo que le dio mi esposa:

«Estimado amigo:

»¡Nunca es tonto tener el deseo de hacer lo que es correcto! Ni es tonto preocuparse por el dueño del auto al que le hizo daño. Esas son señales de que su conciencia está funcionando tal como Dios la diseñó. ¡Digan lo que digan los demás, no sienta nunca que ha sido tonto por haberle hecho caso a su conciencia!

»Por lo general, quienes piensan que es tonto el deseo de hacer lo que es debido consideran que sus propios intereses egoístas tienen prioridad sobre lo que les está indicando la conciencia. Algunos incluso dejan de darse cuenta de que les está hablando la conciencia debido a que están tan empeñados en obtener lo que desean. Hasta pueden llegar a creer que lo correcto y lo incorrecto no son más que ideas inventadas por un fanático religioso, y que los Diez Mandamientos son en realidad “las diez sugerencias”.

»Dios nos dio la conciencia para ayudarnos a reconocer que hemos pecado o que estamos a punto de pecar. Pero el apóstol Pablo escribió acerca de personas “que tienen la conciencia encallecida”.1 Esa es una figura de cómo la conciencia ya no es capaz de sentir vergüenza de nada. Cuando eso sucede, comienzan a creer que se puede justificar cualquier conducta. Y si creen que no hay pecado de por medio, entonces no reconocerán que les hace falta un Salvador.

»Usted llamó a la compañía de seguros y les notificó del accidente. Así que asegúrese de guardar el nombre del empleado de la compañía de seguros con el que habló a fin de que, en el caso de que las autoridades lo encuentren a usted, pueda probarles que trató de reparar el daño. Es probable que no tenga por qué preocuparse acerca de consecuencias oficiales debido a que tiene esas pruebas. Sin duda ha aprendido la lección de que la próxima vez que se estrelle con algo, debe detenerse y asegurarse de lo que sucedió antes de seguir su camino.»

Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. Este caso y este consejo pueden leerse e imprimirse si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 451.


1 1Ti 4:2
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