Los censos y las censuras de los romanos

12 mar 2025
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(Día Mundial contra la Censura en Internet)

En un artículo titulado «Los censores romanos y la palabra censura», el escritor y bloguero español Manuel J. Prieto señala que «en la organización social y política de la República romana, el censor jugaba un papel muy importante. Una de sus labores principales era mantener el censo de la población, es decir, apuntar quiénes eran los ciudadanos: su nombre, familia [y] posesiones. Tan relevante era ser censor que, durante mucho tiempo, tan sólo los que habían sido cónsules llegaban a este cargo, que fue instituido en el año 443 a.C. y, aunque fue variando, se mantuvo hasta el año 22 d.C. [Posteriormente fueron] los emperadores [quienes] se quedaron con todas [esas] funciones.

»Además de mantener el censo y de algún importante tema económico, [los censores] eran responsables de velar por el respeto y el mantenimiento de las tradiciones y las costumbres. En esta parte de sus obligaciones, cuando alguien se comportaba de manera inadecuada o actuaba contra la tradición, era reprobado o castigado... además de ser marcado en el censo.

»De esa labor proviene la palabra censura y el significado que tiene en nuestros días. Los censores, una vez confeccionada la lista de ciudadanos, marcaban sobre la misma a aquellas personas que se habían desviado de la moral por la que ellos tenían que velar. Como si fueran profesores que sobre la lista de alumnos marcan a los que son algo revoltosos en clase, los censores apuntaban, junto al nombre del ciudadano, sus faltas.

»Los motivos para acabar siendo marcado en el censo podían ser muchos, tanto públicos como privados. Sí, también lo que uno hacía en el ámbito privado estaba controlado en términos morales, [tal como] no respetar el matrimonio, llevar un modo de vida demasiado lujoso o extravagante, no cumplir con las responsabilidades de uno o ser cruel con los esclavos... lo mismo que el perjurio [o] desobedecer a un superior....

»Por supuesto, esto tenía consecuencias, en ocasiones tan serias como ser exiliado, pero también perder estatus social.... Afortunadamente uno podía reconducirse y ser perdonado, lo que conllevaba que dejara de estar marcado... literalmente.... Pero la prohibición de hablar de determinados temas sigue tan viva hoy como entonces, y como ha estado siempre», concluye Prieto.1

Fue precisamente un censo romano —el que el emperador Augusto César decretó que se levantara en todo su imperio— de lo que se valió Dios hace más de dos milenios con el fin de que su Hijo Jesucristo cumpliera todas las profecías sobre el nacimiento del Mesías tan largamente esperado por su pueblo.2 Si bien desde esa fecha el mundo no ha dejado de celebrar aquel extraordinario suceso que dividió en dos la historia humana, más vale que reconozcamos la suprema importancia que tiene que cada uno de nosotros la celebre habiendo ya confesado que Cristo es nuestro Señor y Salvador personal.3


1 Manuel J. Prieto, «Los censores romanos y la palabra censura», CUR¡STOR!A: Curiosidades y anécdotas históricas, 28 abril 2024 <https://curistoria.substack.com/p/los-censores-romanos-y-la-palabra?utm_campaign=email-half-post&r=2tcy6y&utm_source=substack&utm_medium=email> En línea 11 octubre 2024.
2 Lc 2:1-20
3 Ro 10:9-10; Fil 2:5-11
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