(Último domingo de septiembre: Día Internacional de la Biblia)
«Arthur Smith se inscribió en un curso intensivo de dialectos mayances, con particularidad el tzeltal, ya que el sitio que había escogido como término de su viaje era un campamento llamado Ah‑tún, en los Altos de Chiapas, al sur de la República Mexicana.... Recibió un diploma que lo acreditaba como conocedor de la lingüística prehispánica de Mesoamérica y, con él bien enrollado en la maleta, se dirigió al campamento de Ah‑tún.... El viaje fue rápido.... La fe en Dios era lo que ahora había movido a Arthur hasta regiones inexploradas, donde tribus de indios salvajes aguardaban el mensaje de luz y redención....
»Arthur y [el Pastor] Williams se entrevistaron en la estancia de la casa de visitantes.... “Como usted ve —explicó... el Pastor Williams a Arthur— un lingüista nos era indispensable. Lo que urge es que iniciemos la traducción del Evangelio al tzeltal. Sólo así será posible predicarlo con eficacia....”
»... La primera vez que Arthur subió al púlpito... improvisó una modesta presentación de sí mismo.... Dijo que... lo había movido... el afán de difundir la palabra de Cristo; de que todos, hasta los que el “mundo” en su frivolidad y los “sabios” en su insensatez califican como los más pequeños, tuvieran la oportunidad de conocer el ejemplo del gran Maestro, de imitarlo y de salvarse.»1
Así cuenta la renombrada escritora mexicana Rosario Castellanos la historia de un traductor bíblico en uno de los cuentos que componen su obra titulada Ciudad real, que se publicó en 1960. Lo cierto es que el desenlace de esa historia ficticia habría de plasmarse en la vida real cuarenta y seis años más tarde, cuando terminó de traducirse la Biblia al idioma tzeltal de Bachajón.
El 25 de noviembre de 2006, en la población de Ocosingo, Chiapas, México, se llevó a cabo la presentación de esa Biblia traducida para los indígenas de la zona e impresa en versión bilingüe con el español. Según el informe de José López en labibliaweb.com, «once años de intenso trabajo por parte de traductores de las Sociedades Bíblicas Unidas, misioneros y pastores de iglesias tzeltales vieron su culminación cuando se reunieron más de cuatro mil personas... para, al fin, recibir la Palabra de Dios en un idioma que pueden entender....
»El licenciado Luis Enrique Pérez Bedolla, director de Ministros de Culto... de la Secretaría de Gobernación del país, señaló que era un gran logro para las iglesias de la localidad, e igualmente para la cultura e historia de los chiapanecos....
»Una coral de ciento diez voces, vestida de sus trajes típicos, entonó himnos en su propia lengua para gozo de todos....
»Al final, se veían muy contentos los pastores que llevaban las cajas con su valioso libro para ser usado inmediatamente.
»La alegría de todos los que estuvimos presentes —comenta el periodista López— se veía reflejada en una hermosa realidad que repitieron más de una vez: “Ahora Dios también habla tzeltal de Bachajón.”
»Sí, gracias al esfuerzo de traductores, misioneros [y] pastores indígenas... —concluye López—, Dios habla, cada vez más, las lenguas de nuestros pueblos.»2
Ya que Dios así ha dispuesto hablarnos, dispongámonos también nosotros, al igual que aquellos pastores indígenas y sus feligreses, a escuchar alegres su voz mediante la lectura de la Biblia que otros se han esforzado por poner en nuestras manos.
1 | Rosario Castellanos, Ciudad real, «Arthur Smith salva su alma» (México, D.F.: Suma de Letras, 2002), pp.210-26. |
2 | José López, «Nueva Biblia para indígenas de México», Sociedades Bíblicas Unidas, 5 diciembre 2006 <http://www.labibliaweb.com/noticia/13/786> En línea 12 diciembre 2006. |