En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:
«Hace tres meses me di cuenta de que mi esposa me fue infiel.... Tenemos una hija de tres años, así que cuando mi esposa me pidió que la perdonara, la perdoné y le dije que le iba a dar nuevamente mi confianza. Pero cuando le pedí que me dejara ingresar a sus redes sociales... me dijo que no porque eso era privado, y que yo me estaba comportando demasiado tóxico. ¿Qué consejo me dan?»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimado amigo:
»Antes de hacerle algunas sugerencias, vamos a tener que suponer que no ha engañado a su esposa tal como ella lo ha engañado a usted. Si, por el contrario, usted la ha engañado, entonces ambos han quebrantado sus votos. En ese caso, el perdonarse sería una decisión mutua y no de una sola parte, como usted da a entender.
»En segundo lugar, suponemos que cuando usted le pidió a ella que lo dejara ingresar a sus redes sociales, usted le ofreció que, de la misma manera, ingresara a las suyas. De lo contrario, la petición de usted hubiera parecido una manifestación de poder sobre ella, y tal vez incluso un acto de venganza. Eso sí pudiera considerarse tóxico.
»Sin embargo, si nunca ha engañado a su esposa, y si le ofreció dejarla ingresar en las redes sociales de usted, entonces es probable que ella tenga algo que está tratando de ocultar. Quizá esté tratando de ocultar los pormenores de la aventura que usted ya le ha perdonado. De ser así, ella debe borrar por completo sus cuentas y mensajes en las redes y comenzar de nuevo, dándole las contraseñas de todo de ahí en adelante.... Así mismo, ella debe tener las contraseñas de todas las cuentas de usted.
»A fin de ayudarle a su esposa a comprender por qué esto es necesario, pídale que lean juntos el Caso 272 en www.conciencia.net. En ese consejo dimos a conocer algunas de las razones por las que conviene que las parejas tengan acceso mutuo a sus mensajes y sus redes sociales, incluso si nunca miran las cuentas.
»En todo caso, queremos dejar en claro que las parejas que comparten un hogar y una familia no tienen razón alguna para mantener ocultos sus mensajes y redes sociales la una de la otra a menos que el empleo de uno de los dos requiera tal confidencialidad o seguridad interna. En ese caso, lo más probable es que cuenten con dispositivos separados para fines laborales.
»Dios diseñó el matrimonio para unir a un hombre y a una mujer. De hecho, su Hijo Jesucristo enseñó que los dos se unen a tal grado que llegan a ser uno solo.1 Ese acercamiento físico representa lo que debiera suceder también en el corazón y la mente de cada uno. Es que cuando uno de los dos o ambos se reservan partes de sí mismos o guardan secretos, el matrimonio jamás podrá ser tan fuerte como Dios quiso que fuera.»
Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo se puede leer si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 818.
1 | Mt 19:5-6 |