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Caso 689

Tengo un hijo de diecisiete años que afirma ser ateo. Participa en oraciones y actividades religiosas familiares, indicando que lo hace por respeto, aunque no cree en nada de lo que se practica....

No estoy segura si continuar pidiéndole que participe, o aceptar que se retire en los periodos de actividades espirituales.... En pocos meses será mayor de edad, y cada vez se siente más seguro de su decisión. Me preocupa dejar mi labor como madre de enseñarle los caminos de Dios.

Consejo

Estimada amiga:

Es gratificante que su hijo la respeta, aun cuando él opte por sostener creencias distintas. Sin embargo, tenemos que informarle que la Biblia no dice nada en particular sobre si los padres deben o no ejercer presión en casos como este. Sólo podemos darle un consejo basado en principios bíblicos generales.

Su hijo ha sido franco con usted y le ha dicho la verdad, y es probable que ese sea un indicio de que se sienta seguro de poder confiar en usted. Los padres sabios escuchan a sus hijos adultos, o casi adultos, sin formular juicios. Con eso permiten que ellos expresen sus sentimientos sin reserva y no se distancien como resultado de tener padres severos y moralistas.

¿Es fácil escuchar sin formular juicios ni discutir? ¡Claro que no! Los padres que aman a sus hijos sufren al saber que sus hijos adultos no van por buen camino. Pero ese sufrimiento y esa pasión jamás deben llevarnos a tratar de forzar a nuestros hijos a creer lo que queremos que crean, o a ejercer presión para que tomen el camino que nosotros pensamos que más les conviene.

Lamentablemente muchas personas que dejan de creer en Dios lo hacen porque han observado a quienes dicen que son religiosos y sin embargo hacen caso omiso de las enseñanzas de la Biblia. En la decisión de su hijo bien pudieron haber influido líderes o maestros en la iglesia cuyas acciones fuera de la iglesia no eran consecuentes con sus palabras dentro de ella.

Las preguntas más importantes que usted debe hacerse son estas: ¿Ha experimentado nuestro hijo el amor de Dios en nuestro hogar y en nuestra comunidad? ¿Concuerdan nuestras acciones como padres con la manera en que actuamos y con lo que decimos en la iglesia? ¿Ha observado nuestro hijo cómo nuestra creencia en Dios ha hecho que queramos acatar las enseñanzas de la Biblia, tanto mediante nuestras actitudes como nuestras acciones? Si puede contestar estas preguntas afirmativamente, entonces puede estar segura de que le ha enseñado a su hijo acerca de Dios por medio de sus palabras como también de sus acciones.

Ahora bien, mientras su hijo dependa del sustento económico de usted y viva en el hogar suyo, él debe seguir colaborando con los quehaceres domésticos de la familia, obedecer las reglas del hogar, y participar en la mayoría de las actividades familiares. Cuando él tenga la solvencia económica para vivir por su cuenta, no tendrá que someterse a esas cosas. Mientras tanto, no es necesario que le gusten las responsabilidades, las reglas y las actividades. Todo eso simplemente viene como resultado de ser un miembro de la familia que depende del sustento económico suyo.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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