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Caso 137

Tengo veinte años, [y estoy] casi graduada de la universidad. Estoy comprometida con un hombre maravilloso de veintitrés años.… Tenemos dos años y cuatro meses de novios. Queremos casarnos, pero los consejos de otras personas son que estamos muy jóvenes para eso, que debemos terminar de estudiar el posgrado (doctorado), y disfrutar la juventud.…

Todo esto me tiene muy preocupada. Hemos intentado hacer lo indebido una y otra vez, llegando al punto que nos sentimos mal por estas actuaciones. Hemos leído que un noviazgo... sano suele durar entre uno y dos años. Después de esto, corre peligro, y el de nosotros está en ese proceso.…

Consejo

Estimada amiga:

¡La felicitamos por su sabiduría y su paciencia! Usted está tratando de hacerle caso al consejo de los demás, y ha sido paciente al extender su noviazgo en vez de casarse en seguida.

Tal vez la sorprenda enterarse de que el Hermano Pablo y su esposa ambos tenían veinte años de edad cuando se casaron en 1942, y han dado testimonio de haber disfrutado de la felicidad conyugal muchos años más allá de sus Bodas de Oro. Nosotros también teníamos veinte años de edad cuando nos casamos en 1974, y hemos estado felizmente casados durante todos estos años. Sin embargo, esos dos ejemplos de matrimonios felices no son prueba de que todas las personas jóvenes deban casarse a tan temprana edad.

De lo que sí estamos convencidos es de que la edad no es el factor determinante para decidir si uno está preparado para casarse. Algunas personas casi a los treinta y aun a los cuarenta años todavía no están preparadas para casarse.

Hay otros factores que son más importantes que la edad. Estas son algunas preguntas que les conviene hacerse:

 ¿Estamos en condiciones de sostenernos del todo económicamente y tener suficientes ingresos para los gastos de nuestro hogar, independientes de nuestros familiares y sin respaldo económico alguno de ellos?

¿Vamos a poder sostenernos económicamente de modo que nos sobre tiempo para pasar juntos como pareja y con amigos y familiares?

¿Tenemos las mismas creencias acerca de Dios, y estamos de acuerdo en cuanto a cómo habrán de aprender acerca de Él nuestros futuros hijos?

¿Estamos de acuerdo en cuanto a las relaciones que tengamos con nuestras familias respectivas, en particular si alguno de nuestros familiares algún día fuera a recibir ayuda económica de nuestra parte o a vivir con nosotros?

¿Estamos de acuerdo con respecto a cuántos hijos queremos tener y cuán pronto queremos comenzar a formar nuestra familia?

¿Estamos de acuerdo en cuanto a la ciudad en la que vamos a vivir?

¿Tenemos metas y expectativas afines para nuestro futuro? 

Cuando no estamos de acuerdo, ¿nos tratamos con respeto mutuo y resolvemos nuestras diferencias sin insultarnos, o sin recurrir a la violencia o poner en tela de juicio nuestro amor mutuo?

¿Podemos prometernos fidelidad mutua para toda la vida?

¿Nos confiaríamos incluso la vida el uno al otro?

Los novios que pueden contestar de modo afirmativo y sincero cada una de esas preguntas están listos para casarse. Deben decidir entre sí cuánto tiempo esperar, pero es una gran ventaja si obtienen la aprobación de sus padres de parte y parte.

Le deseamos lo mejor,

Linda y Carlos Rey

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