Mi hijo se fue a vivir con su tío y, a los tres meses, me enteré de que [tomó] dinero de su tienda. Arreglamos con ellos la situación en palabras buenas, pero la noticia se divulgó por toda la familia. Ahora nadie quiere saber nada de nosotros, y estamos alejados de la familia. Me he sentido con depresión. Me duele mucho esa situación.
Mi hijo sólo ha pagado una parte, pero dice que ya no les dará nada porque de todas maneras hablan [mal].... Él dice no haber [tomado] tal cantidad; pero le digo que, [así sea] un peso, es robar también, así que pague lo que le dijeron. ¿Qué me aconseja?
Consejo
Estimada amiga:
No hay duda de que el tío de su hijo le estaba haciendo un favor al permitirle vivir en su casa. Pero a cambio de la bondad que le mostró, su hijo le robó. Con eso no sólo estaba robándole sino también engañándolo y mostrando una falta absoluta de consideración por los demás. Su hijo seguramente justificó su conducta convenciéndose de que el tío tiene más que suficiente y que un poco que le quite no le va a hacer falta.
Ahora su hijo está justificando el no reponer el dinero robado porque los familiares están hablando mal de él. Así que a pesar de que su hijo es un ladrón y un mentiroso, quiere dar la impresión de que ellos tienen más culpa que él. No parece importarle hacer lo debido ni deshacer la relación que tienen ustedes con su familia. Él sólo piensa en sus propios intereses.
Por lo tanto, hable con su hijo y dígale que usted no seguirá facilitándole el poder vivir sin afrontar las consecuencias lógicas de su conducta. Si él opta por no reponerle el dinero al tío, ya no podrá vivir en la casa de usted. Para asegurarse de que reponga el dinero, dígale que debe darle el dinero a usted cada semana y que usted se encargará de que se le entregue al tío. Si llega una semana en que no tiene el dinero con qué pagar, tendrá que salir de su casa de inmediato. Si se niega a salir, usted hará cambiar las cerraduras de las puertas para que él ya no pueda entrar. Antes de poner en práctica lo que le haya dicho, asegúrese de que él comprenda lo que usted va a hacer. Así, en el caso de que él se niegue a pagar, no lo sorprenderán las decisiones que usted haya tomado. Sin embargo, no amenace con hacer nada de eso a no ser que esté dispuesta a cumplirlo.
Con sus palabras usted nos ha dicho que no aprueba la conducta de su hijo, pero esas palabras han sido vacías. Usted tiene que mostrarle a él, y a sus familiares, que no lo respaldará cuando opta por hacer lo malo. Es probable que él le lance improperios y le diga que la odia, y eso le quebrantará el corazón. Pero así como usted dispuso que sufriera las consecuencias de una mala conducta cuando era niño, él debe también ahora afrontar tales consecuencias. De lo contrario, seguirá robando, y las consecuencias serán cada vez peores.
Usted no puede evitar que su hijo sufra las consecuencias lógicas de su conducta. Sin embargo, él no tiene que sufrir las consecuencias eternas, como tampoco tenemos que sufrirlas ninguno de nosotros. Cuando Jesucristo murió en la cruz, lo hizo a fin de pagar el castigo por todo el pecado cometido por todos nosotros. Había un ladrón crucificado junto a él. Ese ladrón reconoció que si bien él estaba recibiendo el justo castigo de su propia conducta, Cristo no había hecho nada malo. Así que el ladrón le pidió a Cristo que lo ayudara. Cristo tuvo compasión de él tal y como tiene compasión de su hijo y de todos nosotros. Todos hemos pecado, pero cada uno de nosotros tiene la misma oportunidad de pedirle a Dios en el nombre de su Hijo Jesucristo que nos conceda su perdón y así ser librados de las consecuencias eternas de nuestros pecados. Lamentablemente, usted no puede pedirle a Dios que perdone los pecados de su hijo debido a que su hijo tiene que hacerlo por sí mismo. Pero usted sí puede servirle de ejemplo. Cuando usted cultive una relación personal con Dios, Él le dará la sabiduría que necesite para poder ayudar a su hijo a volver a tomar el rumbo acertado en su vida.
Le deseamos lo mejor,