De niña fui víctima de abuso sexual por parte de mi padre y mi padrastro, y mi perfil ha sido siempre de baja autoestima y depresiva, sobre todo porque he intentado suicidarme y tengo la tendencia a hacerme daño a mí misma. Recuerdo que lo hago desde niña.... Me siento sucia por ello; me odio a mí misma, y más aún porque en muchas ocasiones he accedido a la masturbación.
He sufrido interminables noches de llanto y soledad por mi actuar.
Soy casi profesional, y siento que la carga de mi pasado y mi presente son más que mi actitud para poder trabajar en mi área profesional. En serio, me hago mucho daño y no he podido controlarlo.
Considero que a nuestro Creador le ofende tanta inmundicia en mi ser.
Consejo:
Estimada amiga,
Nos quebranta el corazón escuchar el dolor y el sufrimiento que usted ha experimentado. Pero sabemos que quebranta aún más el corazón de su Padre celestial.
Se supone que cada padre protege y valora a sus hijos. En cambio, en el caso suyo tanto su padre como su padrastro hicieron todo lo contrario. Ellos son los responsables de abusar de su cuerpo, su mente y su espíritu. Las acciones de ellos le enseñaron a usted una mentira: que usted era prescindible y desechable. Pero lo cierto es que usted es única, hecha a imagen y semejanza de Dios y digna de ser amada, valorada y apreciada.
Usted ha tenido muy baja autoestima porque ha basado su realidad en la mentira que ellos le enseñaron. Usted misma se ha hecho daño porque la mentira de ellos le hizo sentir que usted no merecía nada mejor. Todas las historias que usted misma se cuenta se basan en mentiras que los hechos de ellos le hicieron creer.
¡Ya es hora de que le ponga fin al poder de esas mentiras en su vida! Es hora de que salga de la oscuridad y la vergüenza del pecado de ellos a la luz que le ofrece su Padre celestial. La persona sucia no es usted. Ni es usted responsable de nada de lo que ellos le hicieron. Su Padre celestial sabe que usted era una niña inocente.
¿Qué puede usted ahora hacer para dejar de creer esas mentiras?
1. Busque ayuda. Su Padre celestial está esperando a que usted le pida ayuda. Dígale que usted no quiere seguir teniendo estos pensamientos. Pídale a su Hijo Jesucristo que entre en su corazón y la acompañe cada paso que tome de aquí en adelante. Pídale perdón por cualquier ofensa que usted haya cometido, pero no le pida que la perdone por las ofensas que cometieron ellos. Eso es algo de lo que tienen que arrepentirse ellos.
Encuentre a alguien a quien le pueda contar su caso. Si no tiene a una amiga o un pariente de confianza, busque un grupo de apoyo de personas que han sido víctimas de abuso o maltrato. Usted necesita a alguien que la respalde y le recuerde que no debe creer las mentiras. Necesita revelar su secreto en un ambiente seguro. Siempre y cuando ese secreto permanezca encerrado en lo profundo de su ser, no hará más que atormentarla.
2. Las mentiras que ha creído son su enemigo. Usted necesita armar una defensa para vencerlas. Le recomendamos que las contrarreste repitiendo el siguiente versículo de la Biblia, dirigiéndose a su Padre celestial: «¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!» (Salmos 139:14). Esta es la verdad. Venza las mentiras con la verdad. Al principio, es posible que sean sólo palabras que no esté usted pronunciando de corazón. Pero a medida que las repite y medita en ellas, poco a poco reemplazará las mentiras con la verdad.
3. Dígale a su médico si continúa sufriendo la tentación de hacerse daño. La tentación en sí no es pecado. Pero la manera como respondemos a ella sí puede serlo. Es posible que las mentiras la hayan acompañado tanto tiempo que han causado cambios leves en las sustancias químicas en su cuerpo. Un médico puede ayudarle a regular las sustancias químicas que no estén en su debido equilibrio de modo que usted no vuelva a sufrir esta tentación.
Con afecto fraternal,
Linda y Carlos Rey