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Caso 25

Tengo un hijo de diecisiete. He tratado de protegerlo de todo. Hubo una etapa de mi vida en la que no sentía deseos de estar con mi esposo sexualmente. Él trajo a casa unas películas prohibidas y las puso en nuestra habitación. Mi hijo entró y las tomó, sin saber lo que eran.

Lo peor es que yo vine a darme cuenta un año después. Aunque [mi hijo] dice que no las vio, su actitud cambió. Yo me sentí devastada....

¿Cómo le explico por qué teníamos esto en casa?

Consejo

Estimada amiga:

¡Qué triste que haya tantas lecciones que aprendemos cuando ya es muy tarde! Esperamos que su caso les sirva a otros padres no sólo de advertencia sino también de estímulo para librar su hogar, sus carros y sus oficinas de todo lo que no quieran que vean sus hijos.

En el caso suyo, hay dos asuntos diferentes que debemos considerar. En primer lugar, su hijo ya tiene edad suficiente como para comprender que es normal y saludable que los cónyuges disfruten de intimidad sexual. Si bien esa intimidad no es un tema que se trate con toda la familia, eso no quiere decir que sea motivo para avergonzarse. Es un tema privado, pero no un secreto.

En cambio, los videos sí eran un secreto. La forma en que nos hizo la pregunta nos indica que usted comprende lo destructiva que es la pornografía, y que además del peligro que representa para su hijo, a él lo pone en una situación embarazosa saber que su padre tiene tales videos.

La mejor solución es que su esposo tenga una conversación, de hombre a hombre, con su hijo, no para hablar acerca de la vida íntima de ustedes como pareja, sino para decirle en confianza que lamentablemente cedió a la tentación durante una etapa difícil de su vida, y a eso se debió que él llevara esos videos a su hogar. Ahora se arrepiente de haberlos llevado y ha decidido no volver a caer en esa tentación. Le aseguramos que, habiendo cumplido los diecisiete años, su hijo ya comprende muy bien lo que es la tentación sexual, de modo que va a entender lo que le diga su papá. Así su esposo tendrá la oportunidad de hablar con su hijo acerca del peligro de la pornografía y de cómo puede convertirse en un vicio con la posibilidad de destruir relaciones normales y saludables. Y podrá también aprovechar la oportunidad para abordar el tema de la pureza sexual de su hijo así como la función positiva que tiene el acto sexual dentro de la relación conyugal.

Nuestros hijos saben que no somos perfectos. Por eso nos respetan más cuando reconocemos nuestros errores y nos valemos de la oportunidad para contarles las lecciones que hemos aprendido a causa de esos errores. Si, por el contrario, la pena o la vergüenza que sentimos nos lleva a mentirles, tarde o temprano nuestros hijos perderán parte del respeto que nos han tenido.

¡Aproveche al máximo esta oportunidad para relacionarse con su hijo y enseñarle valores morales!

Linda y Carlos Rey

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