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Caso 520

Tengo treinta y seis años, y decidí tener una relación con la madre soltera de tres nenas. El problema grande es que ella es muy permisiva, y las nenas no saben hacer las cosas del hogar. Me toca hacerlas a mí: lavar, cocinar y demás. Y ella tiene una madre muy entrometida, y el hermano igual, que suelen entrar mucho en nuestra casa. Se llevan las cosas de comida y a las nenas les quitan la plata pidiéndoles préstamos. Es todo un martirio.

Consejo

Estimado amigo:

A mi juicio, usted tiene cuatro problemas. En primer lugar, usted dice que su novia es muy permisiva con las nenas, que quiere decir que usted no está de acuerdo con la manera en que ella las disciplina. En segundo lugar, cree que ha recaído sobre usted una carga injusta de quehaceres domésticos. En tercer lugar, la familia de su novia se está entrometiendo en la vida que usted lleva, y eso hace que se sienta resentido. Y por último, usted no ama lo suficiente a su novia como para casarse con ella, por lo que está viviendo con ella sin estar casados.

Con todos los problemas que usted describe, no logro comprender por qué sigue viviendo con esta mujer. No está contento con las hijas ni con el resto de la familia de ella, y es usted quien tiene que hacer todas las tareas domésticas.

Usted no dice si tiene un empleo. Me pregunto si tiene que lavar y cocinar porque está desempleado. Tal vez se deba a su situación económica que usted esté dispuesto a soportar ese ambiente desagradable. O quizás usted sí tenga un empleo, pero no quiera contribuir al sustento económico de un hogar donde se siente tan miserable.

Quisiera que usted leyera el Caso 99 para enterarse de mi experiencia personal con un padrastro, y de cómo creo que la mayoría de los demás hijos se llevan con su padrastro y su madrastra. Sin embargo, como no está casado con la madre de las nenas, usted no es su padrastro sino sólo el hombre que vive con la madre de ellas. Usted no tiene autoridad ni derecho alguno de disciplinarlas o esperar que ellas se porten de cierto modo. Aun si aporta a su sustento económico, usted no debe esperar ejercer ninguna influencia ni autoridad.

Es obvio que usted tampoco tiene influencia alguna sobre el resto de la familia de su novia. Como no están casados, no hay razón para que usted espere tener ningún derecho ni ninguna autoridad.

Usted no tiene ninguna buena opción para sus primeros tres problemas. En realidad, la única opción que tiene es para su cuarto problema. Puede decidir si dejar a esa mujer o casarse con ella y adoptar a las hijas de ella como suyas. Le aconsejamos que no se case con ella sin adoptar a sus hijas, y sólo si puede amarlas como si fueran suyas. Únicamente en calidad de esposo y de padre legal tendrá usted posibilidad alguna de resolver sus primeros tres problemas.

Dios diseñó el matrimonio de modo que proveyera el mejor ambiente para influir en los hijos y disciplinarlos con amor. A eso se debe que no haya tenido éxito la decisión que usted ha tomado de saltarse el matrimonio y de tratar de encajar en una familia ya formada. Si desea tener un futuro mejor, debe pedirle a Dios que le ayude a tomar decisiones sabias.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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