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Caso 513

He sentido la necesidad de cambiar de religión, y la familia se ha opuesto. He conocido a Cristo de una manera real, y me siento feliz así, pero la familia de mi esposo me juzga por esta decisión.... No sé cómo responder a esos ataques porque los quiero, pero me hacen daño con sus palabras.... Mi esposo no me dice nada; sólo calla.

Consejo

Estimada amiga:

¡Al parecer, su esposo es un hombre prudente! Él sabe que no le conviene tomar partido si no es absolutamente necesario. Tal vez usted piense que él deba apoyarla en contra de la familia de él, y en algunos casos esa sería la mejor opción, pero en este caso es mejor que él se mantenga fuera del conflicto.

Usted no dice que su esposo también ha cambiado de religión, así que podemos suponer que él aún pertenece a la misma religión que sus propios padres. De ser así, pudiera esperarse más bien que él tomara partido con sus padres contra usted. El hecho de que él no haya hecho eso es otra prueba de su sabiduría.

Entonces ¿qué puede hacer usted? En primer lugar, reconozca que Dios no le da prioridad a la religión a la que uno pertenece. Al contrario, su Hijo Jesucristo denunció a los líderes religiosos de su época en cuanto a ese asunto, diciéndoles que, si bien por fuera daban la impresión de ser justos, por dentro estaban llenos de hipocresía y de maldad. Jesús dijo que lo que cuenta es lo que tenemos por dentro y no la apariencia externa que requiere determinada religión.1 Así que lo que más importa es el hecho de que usted afirma que conoce a Cristo en lo personal, porque eso quiere decir que usted le ha pedido que le perdone sus pecados y que está tratando de agradarle en su modo de vivir.

Es probable que sus suegros crean que usted ha puesto en peligro su alma a raíz de la decisión que ha tomado. Seguramente es eso lo que los impulsa a tratar de lograr que usted cambie de parecer. Lo mejor es que no discuta con ellos acerca de este tema. Usted ya sabe lo que creen ellos, y ellos saben lo que usted cree. Usted ha experimentado el perdón de Dios, y sabe que su alma está segura, así que no hay ninguna razón para discutir al respecto.

¿Qué hizo Jesús cuando lo persiguieron y lo insultaron? No contraatacó, y les dijo a sus discípulos que tampoco ellos pelearan. Y no se enojó ni se mostró vengativo. Es más, Jesús dijo muy pocas palabras para defenderse. Más bien, le pidió a su Padre celestial que perdonara a quienes lo hacían sufrir. Le recomendamos que siga ese ejemplo. Él le dará la fortaleza que usted necesita.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Mt 23

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