He estado casado cuatro años. Cuando iniciamos la relación, todo era lindo y había mucha comprensión. Pero el estrés y cosas propias de su carácter (bipolar) hacen que la situación esté tensa todo el tiempo.... Paso más tiempo en mi trabajo que en casa para evitar riñas, y he tratado de conversar con ella un montón de veces, pero no acepta ninguna crítica.
Hace un mes apareció una mujer, más joven, llena de vida y alegría, que me hace sentir bien. Somos amigos, pero ella quiere que seamos algo más. Yo no sé qué hacer, porque mi esposa es mi esposa, pero en un matrimonio al que veo cerca del precipicio. No sé hasta qué punto debiera empezar el divorcio o iniciar una nueva relación.
Consejo
Estimado amigo:
Usted se refiere al carácter de su esposa como bipolar. Sin embargo, bipolar no es un rasgo del carácter; es una enfermedad muy seria. Si su esposa sufre de trastorno bipolar, entonces ella necesita un tratamiento médico que regule las sustancias químicas en su cerebro. El día de la boda usted hizo votos conyugales de amarla en la salud y en la enfermedad. El trastorno bipolar es, en efecto, una enfermedad y no una excusa para divorciarse o buscar una novia.
Sin embargo, es del todo posible que usted describa a su esposa como «bipolar», no porque ella haya recibido el diagnóstico de bipolar sino porque usted quiere que sepamos que cree que el comportamiento de ella está fuera de control. Si esa es su intención, entonces en lugar de describir el carácter de su esposa, usted revela sin querer que está tratando de presentar un excelente argumento que justifique deshacerse de la esposa que tiene e iniciar otra relación romántica.
Usted dice que la relación que tenía con su esposa era linda al principio, pero que ahora es intolerable. Se queda largas horas en el trabajo porque su esposa es poco razonable. Y los dos no dejan de reñir cuando conversan. Lamentablemente, con eso está describiendo el conflicto que hay en un alto porcentaje de matrimonios.
Dios no diseñó el matrimonio para que fuera un campo de batalla. Ni diseñó a los hombres y a las mujeres para que se preocuparan más que nada por sus propios intereses egoístas. Después de todo, Dios nos dio el ejemplo supremo de amor genuino cuando sin egoísmo alguno sacrificó a su único Hijo, Jesucristo, a fin de que pudiéramos ser salvos del castigo eterno. El amor verdadero es sacrificio, y Dios nos mostró cómo se manifiesta.
Dios diseñó el matrimonio para que fuera una relación en la que los cónyuges se aman mutuamente a tal grado que cada cual está dispuesto a sacrificar algo que prefiere a fin de complacer al otro. Pero cuando los cónyuges comienzan a llevar la cuenta de cuál de los dos ha sacrificado más que el otro, entonces el egoísmo asoma su horrible cabeza.
Las estadísticas demuestran que si uno se divorcia y luego se casa por segunda vez, su segundo matrimonio tiene menos probabilidad de éxito que el primero. Si usted hace eso, es probable que se encuentre en otro matrimonio fracasado, queriendo escapar una vez más. Es muy factible que esa alegre mujer más joven que lo hace sentirse bien se convierta en la próxima a la que usted describa como bipolar.
Sus problemas matrimoniales se han generado durante años, y es posible que le lleve años resolverlos. Le rogamos que le dé prioridad a consultar con un consejero que pueda ayudarles a los dos a volver a disfrutar de esa linda relación que una vez tuvieron. Le costará trabajo, pero el resultado final valdrá la pena.
Le deseamos lo mejor,