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Llevo casado casi siete años.... Pero desde nuestra boda hasta hoy, la relación sexual con mi esposa es un problema [por una molestia física que ella tiene] y, aunque consultamos un médico, no tenemos respuesta....
El problema no es sólo que mi esposa no puede sino que tampoco quiere la intimidad. La amo a ella y a Dios, y no es opción separarme. Me aterra querer la intimidad con otra mujer, pero no sé cuánto más pueda soportar esta situación.... Me siento empujado al pecado y, aunque no la he engañado en la realidad, en mi mente [la tentación a pecar] me gana.
Consejo
Estimado amigo:
Sentimos mucho su caso. Sin embargo, ante todo, queremos felicitarlo por su entereza de carácter y autodisciplina. Su lealtad hacia su esposa, a pesar de las dificultades que ella ha tenido, es admirable. Y su deseo de seguir el plan de Dios, a pesar de las circunstancias, es ejemplar. Usted dice que en su mente el pecado le está ganando, y sin embargo ha tenido éxito en resistir esos fuertes impulsos durante siete años. ¡Con razón que lo felicitamos!
Dios lo creó con los deseos sexuales que usted tiene, así que no piense que esos deseos son pecado. La tentación tampoco es pecado. El hecho mismo de que nos esté pidiendo ayuda comprueba que usted no está dejando que la tentación gane en su mente ni en su conducta. De modo que, en vez de condenarse por tener deseos normales, debe acreditarse el haber tenido éxito en dominar esos impulsos.
Es obvio que una relación sexual con otra mujer no es la solución, por lo que ha decidido que no va a dejarse vencer por esa tentación. Sin embargo, la tentación no deja de presentarse y usted se ve obligado a tomar esa decisión vez tras vez. Así que teme que no siempre tenga la fuerza de voluntad para resistir.
Además de la culpa que le produciría una relación extramarital y de la tensión emocional que sería para su matrimonio, la infidelidad de parte suya tarde o temprano le costará en lo económico. Lo que le sugerimos que haga también va a costarle, pero es para el bien de su matrimonio.
No sabemos los detalles de la condición de su esposa ni de lo que les dijo el médico. Pero sí sabemos que hay profesionales en el campo de la medicina e incluso clínicas que se especializan en este tipo de problemas. No hay duda de que la falta de deseo de parte de su esposa tiene que ver con la condición física que padece, y los especialistas pueden tratar ese aspecto también.
Comience a investigar acerca de este problema. Busque por Internet, y llame a médicos y clínicas. Resuelva que no escatimará esfuerzos al buscar a personas que puedan ayudarles. Ajuste sus recursos económicos a fin de hacer lo que sea para obtener la ayuda que necesitan.
Si su esposa lo ama como usted la ama a ella, estará dispuesta a recibir ayuda aunque le sea molesto y hasta doloroso someterse a exámenes y procedimientos médicos. También estará dispuesta a acompañarlo a sesiones de consejería profesional, aunque tal vez no quiera hacerlo. Ustedes no pueden vencer estos problemas sin ayuda profesional.
Le deseamos lo mejor,
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