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Caso 616

Convivo con mi pareja sentimental hace quince años, y tenemos una hija de ocho años.... Soy seguidora de Cristo.... [y] hace más de un año empecé a leer más la Biblia. Mi esposo sabe de mi fe, pero no la profesa igual. Aún no estamos casados. Él sí me ha dicho que nos casemos, pero por la diferencia de creencias no lo podemos hacer. Yo pienso que... el no estar casados afecta mi relación con Dios. Él es un buen padre y esposo, pero yo siento que estoy desobedeciendo a Dios a diario y no sé qué hacer.

Consejo

Estimada amiga:

Su caso es muy complicado, así que es fácil ver por qué no sabe lo que Dios espera que usted haga. Sin embargo, no hay duda de que Dios se está valiendo de su conciencia para recordarle que convivir con alguien sin que estén casados no es parte de su plan divino. Tal como ha estado leyendo en su Biblia, usted sabe que Dios diseñó la relación matrimonial de modo que se basara en una promesa entre un hombre y una mujer, una promesa que proveyera seguridad física y emocional para los hijos como también para los cónyuges.

Si bien es cierto que muchos matrimonios fracasan, eso no se debe a la institución del matrimonio. Los matrimonios fracasan debido a que el hombre o la mujer, o los dos, no cumplen las promesas mutuas que se hicieron en sus votos conyugales.

Si usted no hubiera tenido una hija con ese hombre, la respuesta sería fácil. Nosotros le aconsejaríamos que se separara de él hasta que, o a no ser que, él decidiera seguir a Cristo. Le diríamos eso porque estamos de acuerdo con usted en que dos personas que tienen creencias diferentes acerca del lugar y de la importancia que Dios tiene en su vida no deben unirse en matrimonio. Las personas que siguen a Cristo deben siempre vivir conforme a las enseñanzas bíblicas, mientras que, por lo general, a las personas que no siguen a Cristo no les importa lo que dice la Biblia. Cuando dos personas no viven conforme a las mismas normas, es imposible que tengan las mismas metas y prioridades.

Sin embargo, usted sí tiene una hija, y nosotros creemos que ese hecho lo cambia todo. Su hija necesita a la mamá y al papá, y necesita un hogar colmado de amor y de seguridad. Como usted dice que su novio es un buen padre y esposo, parece que su hija ya tiene un hogar así.

Le recomendamos que haga un documento que ambos deben firmar, a fin de que los dos recuerden el convenio que hicieron. Su esposo necesita consentir en que tanto usted como su hija pueden asistir a actividades de la iglesia hasta tres o cuatro veces por semana, según las circunstancias. Él también necesita consentir en que, a su hija, así como a todos los futuros hijos, se les ha de enseñar valores bíblicos, y en que él no le enseñará a ella valores contrarios a la Biblia, ni los menospreciará ni las pondrá en ridículo a usted ni a su hija por la fe que profesan.

Usted, por su parte, debe consentir en respetar el derecho que él tiene de practicar su propia religión o de no profesar religión alguna. Eso quiere decir que, aunque usted dejará en claro que está bien que él las acompañe a las actividades de la iglesia, no le rogará ni tratará de hacer que se sienta culpable por no ir con ustedes.

Si su esposo consiente en firmar tal acuerdo, entonces le recomendamos que se casen de inmediato. Pero si él no está dispuesto a hacerlo, entonces usted tendrá que pedirle a Dios que le muestre cuál es el siguiente paso que debe dar. Nosotros no podemos hacerle ninguna otra recomendación, ya que no estamos al tanto de todas las circunstancias.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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