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Caso 548

Tengo treinta y nueve años. Hace seis meses me separé de mi esposa, y le estoy siendo infiel. Antes de que pasara esto, ella me hacía la vida imposible con sus hijos. Ella era viuda con cuatro hijos adolescentes, los cuales nunca me aceptaron, sino que me trataban con desprecio.... Con ella tuve una hija... pero mi esposa me trataba muy mal. Me pegaba... y estuve enfermo con depresión severa a causa de estos maltratos. Me llegó a clavar un cuchillo en el brazo cuando nuestra hija tenía seis años, y la niña lo vio todo, incluso cuando la sangre me corría. Yo no aguanté más y la dejé.

Ahora estoy con otra mujer que me da todo el amor, el afecto y la comprensión que necesitaba. Con mi ex esposa estoy en trámites de divorcio, y es inevitable.

Consejo

Estimado amigo:

Sentimos mucho el maltrato que ha sufrido de parte de su esposa, pero sentimos aún más lo que ha sufrido su hijita. Al parecer, su esposa no es una buena influencia en la vida de su hija y, de ser así, es posible que usted pudiera tratar de conseguir que se le conceda la custodia legal de la niña.

Sin embargo, no está claro que usted sea una buena influencia en la vida de su hija tampoco. Usted no se ha divorciado aún, y sin embargo admite que está con otra mujer y por consiguiente está siendo infiel. Esa relación lo convierte en un padre poco ejemplar para su hija.

Por supuesto, usted está sufriendo las consecuencias de una pésima decisión. Cuando decidió casarse con una mujer que tenía cuatro hijos adolescentes, con eso optó por sufrir. Usted dice que lo trataban con desprecio, pero se casó con la madre de ellos de todos modos. Debido a que creemos que no es nada común que un adolescente acepte a un padrastro o una madrastra, a los que tienen hijos adolescentes les aconsejamos que se dediquen a ellos y se abstengan de relaciones románticas hasta que esos hijos sean adultos. Usted no hizo más que empeorar las cosas al traer al mundo a una hija para que ella tuviera que afrontar un ambiente difícil.

Claro que no era fácil que usted soportara el temperamento fuerte de su esposa y la tendencia de ella a la violencia. Jamás recomendaríamos que un cónyuge permaneciera en un hogar en el que corriera peligro. Pero ni aun esa situación justifica el adulterio ni la relación que usted está sosteniendo. Con eso está dándoles prioridad a sus propios deseos románticos por encima del bienestar de su inocente hija.

Sólo Dios tiene suficiente poder para ayudarlo a salir del lío en que se ha metido. Le aconsejamos que le pida perdón a Él, en el nombre de su Hijo Jesucristo, quien se sacrificó en la cruz por nuestros pecados. Luego resuelva seguir a Cristo al obedecer los Diez Mandamientos. Busque una iglesia en la que quienes asisten hayan sido cambiados por su poder divino, y donde pueda ser aceptado como un nuevo seguidor de Cristo. Y estudie la Biblia y ore con regularidad, pidiéndole a Dios que lo ayude a decidir lo que debe hacer ahora.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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