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Caso 507

Hace tres años estuve [viviendo] en adulterio. Mi esposa me perdonó, y... corté toda comunicación con la otra mujer. Tengo dos niños de diez y cuatro años. No sé si debo contarles a mis hijos ese episodio de mi vida, ni cuándo sería el momento adecuado para contarles eso, ni cómo [hacerlo]. ¿Puede darme su consejo?

Consejo

Estimado amigo:

Nos alegra saber que su matrimonio no se deshizo. Esa es una buena noticia para todos, y en especial para sus hijos. Esperamos que usted haya reflexionado sobre cómo comenzó aquella aventura a fin de evitar que vuelva a ocurrir en el futuro. Por lo general las aventuras extramaritales comienzan con alguna acción o reacción inocente, y luego progresan lentamente hasta convertirse en una relación adúltera. Si puede evitar esa secuencia, no volverá a tener semejante aventura.

En cuanto a si debe o no contarles a sus hijos lo ocurrido, hay algunas recomendaciones generales que ofrecemos para su situación y otras circunstancias parecidas.

El factor más importante es la edad de los niños. Su hijo menor era demasiado pequeño en aquel entonces como para haber notado nada o haber escuchado sus conversaciones. En cambio, su hijo mayor tenía siete años. Él pudo haberlo oído discutiendo con su esposa, y pudo haber escuchado más que lo que usted se imagina. Es muy importante que los adultos reconozcamos que las cosas que escuchan nuestros hijos pueden tener serios efectos en su vida presente y futura.

Debemos siempre decir la verdad, pero esforzarnos al máximo por presentar la información de una manera adecuada a la edad del niño. Así que, si su hijo hace preguntas acerca de cosas que ha escuchado, dígale la verdad, pero no abunde en detalles. Por ejemplo, cuando se le pregunte, usted pudiera responder que tomó unas decisiones muy malas hace muchos años y que ha resuelto no volver jamás a tomar esas malas decisiones. Tenga presente que, para un niño, las respuestas más importantes son las que le aseguran que no corre peligro, que todo en su familia anda bien, y que no tiene nada de qué preocuparse.

Cuando se trata de hijos de mayor edad, es muy difícil mantener la confidencialidad. Cuando tienen más años, ellos ven, escuchan y presienten lo que ocurre. Debe decírseles la verdad al contestar sus preguntas, pero los padres deben tratar de evitar que sus hijos sepan algo acerca de sus conflictos. Nunca debe esperarse de los niños ni pedírseles que tomen partido en las desavenencias de sus padres.

Por lo general, no ofrezca más información que la que pide el niño. Cuando ese niño sea adulto, puede o no haber una razón para contarle lo ocurrido. Usted no tiene obligación alguna de que su hijo lo sepa.

Dios ama a su familia y quiere lo mejor para todos ustedes. Por eso tiene pautas para ayudarles a tomar buenas decisiones. Puede descubrir esas pautas al leer la Biblia y pedirle a Dios que le ayude a seguir su ejemplo.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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