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Caso 221

Escribo este mensaje porque estoy muy triste. Mi esposo no me habla porque le fui garante a mi cuñado en un préstamo y no consulté con él. Yo sé que debí hacerlo, pero mi hermana me pidió un favor porque él necesitaba el dinero. Yo sé que hice mal. Ya le he pedido perdón, pero él no cede.

Me duele, me entristece, dormir y vivir con una persona que no me habla. ¿Qué debo hacer?

Consejo

Estimada amiga:

En la mayoría de los países y de los casos, los cónyuges son responsables el uno de las deudas del otro. De modo que usted firmó un documento legal que promete que usted, o su esposo, pagarán la deuda si su cuñado no puede saldarla él mismo. Usted defraudó la confianza de su esposo al comprometerlo con un préstamo sin siquiera pedirle permiso.

No me extrañaría que esta no sea la primera vez que usted y su esposo hayan tenido un conflicto con relación al dinero. Es muy probable que usted no lo haya consultado acerca de esta situación en particular porque sabía que él le diría que no. Sin duda sabía que él habría considerado que era un riesgo muy grande, así que usted, sin que él lo supiera, lo comprometió a hacer lo que no hubiera querido hacer por su propia cuenta. Y ahora usted quiere que él la perdone y que se olvide de todo, a pesar de que él sabe que es posible que sea él quien a la larga tenga que pagar la deuda.

Es interesante que usted no dice por qué su hermana y su cuñado necesitan ese dinero. ¿Es que perdió su empleo? ¿Acaso uno de los dos ha estado muy enfermo? Tal vez usted no lo mencione porque se debe a que ellos han sido irresponsables o descuidados en el pasado, y ahora han acumulado una deuda considerable. Usted está dispuesta a pasar esto por alto porque ama a su hermana, pero es evidente que su esposo piensa de un modo más racional y comprende lo serio que puede ser para su familia.

Dice un acertado proverbio bíblico: «No te comprometas por otros ni salgas fiador de deudas ajenas; porque si no tienes con qué pagar, te quitarán hasta la cama en que duermes.»1 Este proverbio describe lo que puede suceder cuando las personas se comprometen como fiadoras de otras sin tener suficiente dinero para cubrir la deuda. Su esposo bien pudiera saber que el tener que pagar esa deuda pondría en peligro las finanzas de su familia, y es prudente de su parte preocuparse por eso.

Le recomendamos que nunca le preste dinero a nadie a no ser que tenga lo suficiente como para regalárselo. No es que sea malo prestar dinero; en realidad, puede ser un acto de bondad y generosidad. Sin embargo, si no tiene lo suficiente como para darlo a modo de regalo, entonces no tiene lo suficiente para darlo a modo de préstamo.

Además, el prestarle dinero a ciertas personas puede contribuir a empeorar la situación en que se encuentran. A veces la opción cariñosa y prudente es dejar que descubran cómo sustentarse con menos dinero, o cómo ganar más dinero ellos mismos.

¿Cómo puede usted hacer que su esposo vuelva a hablarle? Muéstrele que está preocupada por el dinero. Haga todo lo que esté a su alcance para lograr que se pague esa deuda. Gaste menos dinero usted misma y pruebe que comprende la preocupación que él siente por sus finanzas. Y reconozca que usted defraudó su confianza y que él tiene por qué sentirse tan enojado. Tenga paciencia. El problema que usted se ha buscado no ha de resolverse de la noche a la mañana.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Pr 22:26-27

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