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Caso 794

Tengo una novia y nos congregamos en una misma iglesia. Siento que la amo mucho.... Hemos estado saliendo y, en una de esas, caímos. En realidad, no tuvimos relaciones sexuales, pero sí nos hemos tocado. Me da mucha vergüenza decirlo así.... Le fallé a Dios. Me siento culpable y muy mal por faltarle el respeto a ella. Yo me quiero casar con ella....

¿Será que podría haber solución para acercarme a Dios? ¿Y será que podría haber solución con mi novia? ... ¿Podría haber otra oportunidad? La verdad, amo a mi novia.

Consejo

Estimado amigo:

Solamente los que están familiarizados con las leyes de Dios comprenderán por qué se siente usted culpable. Los que conocen la Biblia, como usted, saben que Dios diseñó las relaciones sexuales de modo que se dieran sólo entre un hombre y una mujer que se han comprometido en matrimonio. Como usted aún no está casado, sabe que quebrantó la ley de Dios al tener esa intimidad con su novia, y eso es lo que está haciendo que se sienta culpable.

Algunos pudieran pensar que se siente culpable debido a lo vengativo que es Dios. Piensan que demanda demasiado de sus seguidores, y que no tiene nada de malo la actividad sexual antes del matrimonio. Piensan que Dios simplemente quiere vengarse porque usted lo enojó.

A diferencia de ellos, usted sabe que Dios lo ama y que sus leyes divinas están diseñadas para protegerlo. Así como los niños están protegidos por una cerca alrededor de un parque, los seguidores de Dios lo están por la cerca virtual que consiste de sus leyes. Cuando usted y su novia decidieron poner su confianza en Dios y seguirlo, también decidieron esforzarse al máximo por obedecer sus leyes.

Sin embargo, no hay persona alguna que pueda siempre cumplir con todas las leyes de Dios. El apóstol Pablo enseñó que todos nosotros somos pecadores y que cada uno quebranta las leyes divinas.1 Los que somos seguidores de Cristo tratamos de pecar cada vez menos con el paso del tiempo. Cuando aun así pecamos, volvemos a pedirle a Dios perdón, en el nombre de su Hijo Jesucristo, y comenzamos de nuevo.

Lamentablemente, si bien Dios nos perdona, Él no elimina las consecuencias de nuestro pecado. Una de las consecuencias del pecado sexual es que el cerebro emite las hormonas que producen placer, y una vez que uno ha experimentado esas hormonas, es sumamente difícil portarse como si nunca hubiera sucedido.

Por eso, si usted sabe que esta es la mujer con la que quiere casarse, y si los ingresos de ambos bastan para que vivan por su cuenta, entonces le recomendamos que se casen lo más pronto posible. Sin embargo, si cualquiera de los dos no está seguro de que quiere hacerlo, o si no cuentan con los recursos para vivir de manera independiente, entonces la única solución es decidir no volver jamás a estar juntos solos en un lugar privado.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Ro 3:23

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