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Caso 266

Tengo treinta y tres años de edad, y hace menos de un mes tenía un excelente trabajo con el cual podía ayudar a mi esposa, a mis hijos y a mis padres. Lo malo de este trabajo es que era fuera del país y tenía que durar seis meses sin ver a mi esposa y a mis hijos. Por esa razón decidí dejar el trabajo.... Después de haber tomado la decisión, mi madre y mi hermana me restriegan en la cara que no debí hacerlo porque mi padre está depresivo y que ellos sólo contaban con la ayuda que le brindaba. Pero a mí me hacen falta mis hijos y mi esposa.

Consejo

Estimado amigo:

¡Cuánto lamentamos su situación! En estos tiempos de dificultades económicas, cada vez más personas se encuentran sin trabajo en la ciudad en que viven, y les atrae la idea de ir a buscar trabajo en otra parte. El caso suyo es prueba de lo difícil que es para las familias cuando se separan durante mucho tiempo. Si bien usted echó de menos a su familia, ellos lo extrañaron a usted también. No sabemos cuánto tiempo estuvo alejado de su familia, pero bien pudo haberse perdido meses de la vida de sus hijos, y esos meses jamás podrá recuperarlos.

No es de extrañarse que usted quiera ayudar a sus padres, tal como ha podido hacerlo en el pasado. Hace bien con sentir eso. Lo triste es que su madre y su hermana estén pensando sólo en lo que más les conviene a ellas y a su padre y no en lo que más les conviene a usted y a sus hijos.

Hay dos enseñanzas de las Sagradas Escrituras que al parecer tienen que ver con su situación. La primera es de Jesucristo mismo, quien enseñó que, cuando un hombre se casa, debe dejar a su padre y a su madre y formar una nueva familia con su esposa.1 Con eso establece que la esposa del hombre se convierte en su prioridad. No queda duda de que él debe salir del hogar de sus padres para vivir junto con su esposa. Los dos han de ser como una sola persona, al vivir y trabajar uno al lado del otro con el fin de formar una nueva familia. Al quedarse en casa con su esposa y sus hijos, usted está siguiendo esa enseñanza de Cristo.

La otra enseñanza que atañe a su caso es del apóstol Pablo. Él dijo que el que no provee para los necesitados entre los suyos es peor que el que no cree en Dios.2 Pero conste que la implicación es que se refiere a quien tiene los recursos para proveer ese sustento. Pues si él mismo no tiene dinero, entonces no va a poder ayudar económicamente a otros. ¿Se debe robar un banco a fin de poder sustentar a los padres? ¡Claro que no! ¡Se estaría actuando mal! Pero también es malo abandonar a la esposa y a los hijos.

Haga lo mejor que pueda para ayudar a sus padres con el dinero que tenga. Y busque otras formas de prestarles ayuda que no requieran dinero. Muéstreles que los ama, y haga caso omiso de que no aprueben la decisión que usted ha tomado. Tarde o temprano aceptarán esa realidad.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Mt 19:5
2 1Ti 5:8

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