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Caso 421

Soy casado y tengo dos hijos de mi matrimonio, pero fui infiel, y de mi pecado tuve una hermosa niña que hoy ya tiene tres años, la misma edad que mi hijo menor. Le confesé a mi esposa mi pecado, y ella me perdonó pero me dijo que me alejara de la niña. Yo quiero llevármela a vivir con nosotros, pero no sé cómo decírselo a mi esposa. Ella perdonó mi error, pero no acepta a mi hija. Necesito de su consejo.

Consejo

Estimado amigo:

¿Cómo sabe que la madre de su hija va a permitirle tener la custodia de la niña? ¿Ha estado usted hablando con ella? Si es así, entonces su esposa tiene razón para tomar medidas a fin de mantenerlo a usted alejado de esa mujer. Su esposa está tratando de salvaguardar su matrimonio porque lo ama, y ha descubierto que usted es débil y necesita su protección. Al hablar con la mujer sin que su esposa lo sepa, usted le está dando a ésta motivos para no tenerle confianza y tratar más que nunca de protegerlo.

Su esposa asocia a la niña con la infidelidad de usted, a pesar de ser obvio que la culpa no la tiene su hija. Como usted ya ha reconocido, a su hija no se le debe culpar por el pecado suyo ni por el pecado de la madre de ella. La niña es una víctima inocente.

Su hija necesita con urgencia un padre, y usted tiene la responsabilidad de contribuir a su sustento económico y emocional. Al dar a entender que le gustaría que la niña viviera con la familia suya, parece que está consciente de su responsabilidad y que quiere hallar una manera de cumplir a cabalidad su rol como el padre de ella.

Sin embargo, la infidelidad siempre acarrea la traición de confianza. La confianza no es algo que se gana fácil ni rápidamente, y usted es el único que puede restaurarla. Tiene que contarle a su esposa todo lo que suceda, sin que importe el efecto que tenga en ella. Si la mujer se comunica con usted, dígaselo a su esposa. Si sus amigos o sus compañeros de trabajo le cuentan algo acerca de la mujer, dígaselo a su esposa. Cuéntele a su esposa los pormenores acerca de todo para que ella se convenza de que usted no le está ocultando nada.

Lo más importante es que le pida a su Padre celestial que perdone sus pecados en el nombre de su Hijo Jesucristo. Dedique su vida a seguirlo, y sea ejemplo para su familia de cómo cultivar una relación personal con Él. No le estamos sugiriendo que se haga religioso, ya que la religión no le servirá de nada, sino que se comunique con Dios mediante la oración y la lectura de la Biblia, y que busque una iglesia donde haya personas que han sido cambiadas por medio de su relación con Él. El observar ciertas tradiciones o practicar los sacramentos no es lo que va a cambiar su vida. Es el conocer a Dios y el comunicarse con Él a diario lo que ha de cambiarlo a usted por completo.

Cuando su esposa observe que usted ha cambiado, y descubra que puede tenerle confianza absoluta, entonces los dos deben planear cómo ayudar mejor a su hija. Pídale a Dios que haga sensible el corazón de su esposa de modo que acepte a su hija y no siga considerándola una amenaza.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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