Nunca me casé ni tuve hijos, pero cuido a mis sobrinos como si fueran hijos míos. Las condiciones se dieron porque a sus padres les gusta la vida de fiestas. El uno es alcohólico, y la otra no siente el mínimo cariño por los niños. Ninguno de los dos responde por las necesidades básicas como educación, vivienda y alimentación.... Legalmente siguen siendo los tutores y, cuando quieren aparentar que son buenos padres, se los llevan.
Los niños [se divierten cuando están] con sus padres... pero de pronto ellos me los traen, y desaparecen por varios días.... Eso me frustra... porque deseo salir, viajar y conocer el mundo, pero con esos niños a mi cargo, no puedo, y tampoco podría dejarlos, pues todos me dicen que sería una mala tía si los abandono.
Consejo
Estimada amiga:
Hay muchos miembros de familias alrededor del mundo que comprenden su situación. Muchos abuelos se ven obligados a alterar los planes que tenían para la tercera edad a fin de poder cuidar a sus nietos. Y muchísimos hermanos y hermanas como usted han intervenido valerosamente para cuidar a sus sobrinos.
Mientras tanto, a los padres biológicos parece que les resultara fácil no cumplir con la responsabilidad que tienen de cuidar a sus propios hijos. A veces son adictos a las drogas o al alcohol, y a veces son mentalmente inestables. Pero en el caso suyo, suena como si los padres pueden gozar de un estilo de vida fiestero porque usted está dispuesta a cuidar a los hijos de ellos.
Estamos seguros de que usted inicialmente ayudaba porque ama a sus sobrinos y no quería que fueran víctimas de negligencia. Usted es una persona considerada y generosa que deseaba hacer lo que podía para ayudar. Pero con el paso del tiempo parece que los padres comenzaron a tener expectativas de que usted hiciera cada vez más, de modo que ahora se están aprovechando de usted por completo.
La primera carta del apóstol Pablo a Timoteo, su alumno y discípulo, contiene varias pautas en cuanto a cómo los miembros de una familia tienen la responsabilidad de cuidarse mutuamente.1 San Pablo deja en claro que Dios espera que ayudemos a los que están necesitados, comenzando con los miembros de nuestra propia familia.
Sin embargo, San Pablo también enseña que «el que no quiera trabajar, que tampoco coma».2 Esa es otra manera de decir que los adultos tienen la responsabilidad de trabajar y de proveer para sí mismos. No pueden simplemente optar por ver televisión todo el tiempo y esperar que otras personas compren, preparen y les traigan la comida. En otras palabras, no se espera que los miembros de una familia provean para quienes puedan proveer para sí mismos.
De igual manera, no se espera que las tías provean para los niños cuando los padres mismos de esos niños pueden hacerlo. Tal vez los padres prefieran salir de fiesta y descuidar a sus hijos, pero eso no quiere decir que otro miembro de la familia sea responsable de los niños.
Usted dice que desea viajar, así que haga algunos planes. Haga reservaciones y compre boletos. Luego infórmele a su familia que estará de viaje durante ese tiempo. Los padres tendrán entonces que hacer todos los arreglos para el cuidado de sus propios hijos mientras usted está de viaje.
Cuando usted regrese, haga planes con sus amistades. Salga de viaje en fines de semana, forme parte de un equipo deportivo o de un club, y simplemente informe a los padres que usted no estará disponible en esas ocasiones.
Siempre que haga un plan, es muy importante que no permita que nadie la disuada de llevarlo a cabo. El darle la más alta prioridad a sus propias esperanzas y a sus propios deseos no quiere decir que usted sea una mala tía.
Le deseamos lo mejor,
Linda
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1 1Ti 5:3-8
2 2Ts 3:10