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Caso 775

Hace ocho años el padre de mis hijos se suicidó.... Yo era muy infeliz, así que había decidido dejarlo e irme con mis hijos.... Él me era infiel y... me hacía mucho daño. Esa noche en que sucedió él me dijo que deseaba que yo me muriera. Tuve mucho miedo porque en su mirada vi maldad. Él me dijo que se iba a quitar la vida, pero yo no le di importancia. Así que salí de la casa por unos minutos, y cuando regresé él estaba muerto.

Desde ese día me he sentido mal porque pienso que debí escucharlo o creer en lo que me dijo. Pero no lo creí.... Ocurrió hace muchos años, pero lo recuerdo como si hubiera sido ayer.

Consejo

Estimada amiga:

¡Con razón que todavía recuerda lo que sucedió como si hubiera sido ayer! Los sucesos traumáticos no dejan de marcarnos, aun cuando no podamos ver las cicatrices que dejan. Revivimos mentalmente lo ocurrido una y otra vez, como viendo un video que se repite de forma continua. Y cuanto más tratamos de dejar de pensar en ello, más vuelve a nuestra mente.

Ese trauma que ocurrió hace ocho años ha cambiado la vida de ustedes para siempre. Es de esperarse que se pregunte si usted hubiera podido impedir el suicidio. Al revivirlo mentalmente, se hace todas esas preguntas hipotéticas: ¿Qué habría sucedido si le hubiera creído? ¿Qué si yo no hubiera salido? Y ¿qué si le hubiera dado una nueva oportunidad de enmendarse?

Sin embargo, nosotros tenemos preguntas hipotéticas que hacerle a usted: ¿Qué habría sucedido si él hubiera secuestrado a sus hijos? ¿Qué si él hubiera hecho daño o matado a uno o a más de ellos? Y ¿qué si la hubiera atacado a usted y la hubiera matado junto con sus hijos antes de matarse él mismo?

Ninguna de esas preguntas tiene respuestas. Pero no hay en absoluto duda alguna de que usted se vio obligada a protegerse a sí misma y a proteger a los hijos. Usted tenía que alejarse al sentir que él se estaba volviendo más y más inestable. El hecho de que él se quitara la vida es prueba de que se había tornado muy peligroso. Él se mató, pero no pudo hacerles daño ni a usted ni a sus hijos debido al valor que usted mostró. Cuando piense en aquella noche, siempre recuerde que si no hubiera sido por usted, podrían haber muerto aún más personas.

Lamentablemente, las cicatrices invisibles que dejó aquel suceso traumático no dejarán de existir, pero usted puede pedirle a Dios que le ayude a seguir avanzando con miras al futuro. Para los que hemos tenido el corazón destrozado y nos hemos sentido desalentados, el salmista David nos asegura que Dios «está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido».1 Dios la ama, así que acepte su ayuda y permita que Él se mantenga cerca.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Sal 34:18 (NVI)

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