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Caso 225

Soy una joven de veinticuatro años. Sufrí abuso sexual por parte de mis dos hermanos [cuando] ellos tenían la edad de trece y catorce años [y] yo tenía entre los seis y siete años. Yo me siento culpable porque ellos me daban una moneda o una golosina y nunca le dije a mi familia.

Ayúdeme, por favor, a saber si soy culpable, porque me siento mal. Pero... yo ya los perdoné.

Consejo

Estimada amiga:

Me alegro de que nos haya consultado acerca de este asunto. Hay muchas personas que han sufrido abuso y ahora se sienten culpables al respecto. Al igual que usted, a ellas tal vez las hayan sobornado de alguna manera para que no le contaran a nadie. Esto es lo que usted debe saber: Los niños que sufren abuso nunca son responsables por lo que les sucedió. ¡Jamás! No importa lo que sus hermanos le dieron; usted no tenía la madurez necesaria para afrontar esa situación.

Dios concibió a la familia de modo que los niños pudieran crecer en un ambiente protegido. Los padres son responsables de la conducta de sus hijos, precisamente porque los niños no tienen la madurez para evitar situaciones peligrosas. Si se dejan solos, algunos niños serán atropellados por los autos, otros se quemarán en la estufa, y otros se alimentarán sólo con dulces. Y lamentablemente, tal como usted misma lo sufrió, algunos adolescentes experimentarán sexualmente con sus hermanas menores.

Los padres por lo general tienen el mejor concepto de sus hijos, y no esperan que sucedan cosas malas. Los padres suyos, mientras trabajaban, tal vez hasta la hayan dejado a usted al cuidado de sus hermanos, sin reconocer el peligro que eso pudiera representar. Es posible que los hermanos suyos no hubieran esperado que esa curiosidad adolescente normal fuera a llevarlos a abusar de usted.

En la mayoría de los casos, los muchachos que experimentan sexualmente terminan llevando una vida normal, se casan y tienen hijos. Sin embargo, en otros casos esas experiencias sexuales conducen a una conducta aberrante a largo plazo por la que los muchachos pueden convertirse en depredadores sexuales. Si usted sospecha que ese pudiera ser el caso con cualquiera de sus hermanos, entonces debe contarle a su familia lo que le sucedió. Tenemos que proteger a la nueva generación.

Dios no la culpa por lo que usted permitió que sucediera cuando tenía seis o siete años. Pero el hecho de que la mayoría de los niños toman malas decisiones cuando tienen la oportunidad de hacerlo es prueba de que todos tenemos la tendencia al pecado. Nadie tiene que enseñarnos a hacer lo malo. Por naturaleza pasamos el tiempo tratando de hacer ciertas cosas sin que nos descubran. Aun los niñitos aprenden a decir que no muchos meses antes de aprender a decir que . Es que así somos. La buena noticia es que Dios comprende que habremos de pecar, de modo que si le pedimos que nos perdone, lo hará. Su Hijo Jesucristo llevó el castigo que merecemos nosotros, y quiere darnos en su lugar la vida eterna.

Le deseo lo mejor,

Linda

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