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Caso 826

Al cumplir veintisiete años, conocí a la que hoy es mi novia y mi futura esposa. Pero hay algo que ella no sabe de mí.

En mi trabajo conocí a una señorita, y terminamos teniendo relaciones sexuales varias veces, hasta que me di cuenta de que estaba mal lo que hacíamos....

A mi novia la he respetado mucho, pero estaba fallándole a Dios y a ella. Hace unos meses tomé la decisión de dejar todo eso.... Sin embargo, hay veces que me atormenta lo que hice. Le he pedido perdón a Dios, pero no sé si ya me perdonó.

Consejo

Estimado amigo:

Lamentablemente, usted no deja en claro si estaba involucrado con su compañera de trabajo cuando ya tenía una relación sentimental con su novia. Sin embargo, como dice que fue hace sólo unos meses que decidió ponerle fin a la relación con su compañera de trabajo, no podemos más que suponer que usted estaba viéndose con ambas mujeres al mismo tiempo.

Usted dice que «se dio cuenta» de que era indebido lo que estaba haciendo con su compañera de trabajo. Darse cuenta de algo significa enterarse de algo por primera vez, y que no lo sabía antes. Eso implica que estaba viéndose con las dos mujeres al mismo tiempo y sosteniendo una relación física con una de ellas, pero que no se le había ocurrido que era malo hacerlo sino hasta el día en que presuntamente «se dio cuenta» de que sí lo era.

¿Será posible que usted se haya dado cuenta de que era malo al mismo tiempo en que decidió proponerle matrimonio a su novia? ¿Y será posible que no se le haya ocurrido que habría consecuencias de tener esa aventura con su compañera de trabajo sino hasta que comenzó a preocuparse de que su novia lo descubriera y el noviazgo se arruinara?

Todo su caso da a entender que es muy probable que usted estaba engañando a cada joven de una manera u otra. Seguramente les mintió a las dos a fin de mantenerlo en secreto. Y ahora usted, al parecer, quiere saber si Dios lo perdonará aunque no le diga a su novia la verdad acerca de la otra mujer.

Juan el apóstol enseñó que si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.1 Así que no es cuestión de que Dios los perdone o no los perdone, sino de que usted de veras los haya confesado. Confesar requiere no sólo reconocer lo que ha hecho sino sentir verdadera tristeza; pero no tristeza por las consecuencias, sino tristeza por haber quebrantado la ley de Dios sobre decir mentiras y sobre la pureza sexual antes del matrimonio.

No creemos que usted esté listo para considerar el matrimonio con ninguna mujer. La manera en que nos cuenta su caso delata el hecho de que no es capaz de ser sincero con su novia, con Dios o incluso consigo mismo.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 1Jn 1:9

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