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Caso 521

Desde el octavo grado he tenido pensamientos malos que me molestan, con palabras vulgares y ofensivas que se han grabado en mi mente y últimamente se han vuelto peores. Me he puesto a pensar mal contra mis padres, a quienes amo.... Le pido perdón a Dios cada día por eso, pero no recibo respuesta, y ni siquiera puedo leer la Biblia en paz porque esos pensamientos llegan a mi mente.... No quiero que Dios se olvide de mí.

Consejo

Querida amiga:

Sentimos mucho que te atormenten tus pensamientos. Lamentablemente, cuanto más te enfoques en lo que estás pensando, más pensarás en eso. Y cuanto más trates de dejar de pensar en eso mismo, más difícil será lograrlo.

Tal vez sea eso lo que te ocurre. Pudieras sentirte culpable al escuchar palabras vulgares, así que, cuando te enfocas en eliminarlas de tu pensamiento, se graban y se repiten en tu mente. Y cuando se repiten, te sientes más culpable, y eso resulta en una determinación más firme de eliminarlas de tu mente, que a su vez resulta en que las palabras queden aún más arraigadas allí.

Ponte a pensar en otras cosas a fin de eliminar los pensamientos negativos. Por ejemplo, determina memorizar los países del mundo e identificar de memoria cada uno en un mapa. O memoriza la letra de canciones o de poemas favoritos.

En cuanto a lo que sientes con relación a tus padres, es normal que los adolescentes deseen independizarse de sus padres, como también es normal que los padres deseen proteger a sus hijos adolescentes. Esas tendencias normales pueden producir malentendidos y resentimientos, aun cuando se amen.

Sin embargo, si han cruzado por tu mente pensamientos de hacerles algún mal a tus padres, eso no es normal. Imaginarse el hacerle algún mal a alguien es un indicio de una grave angustia mental y requiere de atención médica inmediata.

Cuando mantienes encerrados tus pensamientos y no hacen más que dar vueltas en tu cabeza, no hay modo de que nadie más sepa si lo que estás viviendo es común y corriente, o si necesitas atención médica. Te rogamos que les pidas a tus padres que hagan una cita para que consultes a un médico. Durante esa consulta, cuéntale al médico acerca de tus pensamientos y pídele que te aconseje.

Dices que le pides perdón a Dios, pero que no recibes respuesta de parte de Él. Estás equivocada. Él sí te ha dado una respuesta, y lo ha hecho por medio del apóstol Juan. «Si confesamos nuestros pecados —dijo San Juan—, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.»1 Como tú dices que has pedido perdón, entonces Dios te ha perdonado. Eso no cambiará. No necesitas una nueva respuesta a esa oración.

Dios no se olvida de nadie que con toda sinceridad esté tratando de seguirlo. Somos nosotros los que nos olvidamos de Dios, y no Dios quien se olvida de nosotros.

Te deseamos lo mejor,

Linda
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1 1Jn 1:9

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