Estoy casado desde hace cuatro años y medio, y tenemos una hija de tres años y medio. Desde hace un año mi esposa empezó a llegar tarde a la casa por el trabajo. Yo empecé a tomar, y me sentía solo. Después empecé a desconfiar de ella, así que un día la vigilé y la encontré besándose con otro hombre. Regresé a casa y, cuando ella volvió, la golpeé y nos dijimos muchas cosas.
Ahora estamos separados, y me duele por mi hija. Estamos casados, y no sé si divorciarnos. ¿Cuál es su consejo?
Consejo
Estimado amigo:
¡Cuánto sentimos que esté afrontando esos problemas en su matrimonio! Es bueno que haya admitido lo malo que usted hizo junto con lo malo que dice que hizo su esposa. En la mayoría de los casos, como el suyo, la culpa de los problemas en el matrimonio la tienen ambos cónyuges.
El hecho de que no estén divorciados nos da esperanzas de que su matrimonio no ha fracasado aún. Quisiéramos saber si su esposa tiene relaciones actualmente con ese hombre o con otro, pero suponemos que usted lo habría mencionado si así fuera. Y si usted sospechara que ella le había sido infiel, pensamos que usted habría mencionado eso también. Así que vamos a dar por sentado que el beso fue algo que ocurrió una sola vez, o que ella no quería que ese hombre la besara.
Usted dice que le duele cómo la separación está afectando a su hija. Nosotros creemos que la niña es una razón importante que debiera motivarlo a resolver estos problemas con su esposa.La vida de su hija jamás volverá a ser igual si ella no puede vivir tanto con su papá como con su mamá.
Para procrear hijos hacen falta un hombre y una mujer. Dios lo diseñó así porque los hijos necesitan tanto a su mamá como a su papá, comprometidos mutuamente en matrimonio, para proporcionarles el mejor ambiente posible en el cual crecer. Es más probable que los niños crezcan saludables y felices cuando sus padres son buenos ejemplos para ellos y se esfuerzan juntos por amarlos y disciplinarlos.
Las estadísticas demuestran que, si uno se divorcia, es probable que las dificultades en la comunicación y los comportamientos negativos que propiciaron el divorcio se den nuevamente en sus relaciones románticas futuras. De modo que, si usted se divorcia y vuelve a casarse, es probable que beba mucho y que golpee a su próxima esposa. Y ella tendrá sus propios problemas a los que usted culpará de esa conducta suya. Así que es probable que usted tenga que afrontar los mismos problemas en la comunicación, y con más niños afectados emocionalmente.
El mejor paso que usted puede dar ahora es aceptar a Jesucristo como su Salvador personal. Él comprende cada parte de su caso y lo ama a pesar de sus faltas. Pídale que le perdone sus pecados y que le dé la sabiduría necesaria para reparar su matrimonio. Busque una iglesia en la que la vida de los asistentes demuestre que son verdaderos seguidores de Cristo, y comience a asistir fielmente. Pídale al pastor que le recomiende una persona que le sirva de mentor para ayudarlo a aprender a expresar sus sentimientos sin recurrir a la bebida y a los golpes. Y, de ser posible, acuda a un consejero profesional.
A medida que usted cambia de adentro hacia afuera, mostrando paciencia y humildad, su esposa notará la diferencia y tal vez vuelva a reconocer al hombre con quien se casó. A su hija también le convendrá que la lleve a una iglesia donde pueda aprender que Dios la ama y que tiene un plan para su vida.
Le deseamos lo mejor,