Soy una mujer de veintiún años, casada. Podría decir que mi matrimonio es perfecto, pero lo que sucede es que cada vez que salgo con mi esposo siento celos de que vea a otras jovencitas de mi edad. Tengo miedo de que él me deje.
Siempre he sido muy celosa; desde pequeña he sido así. No sé si es una enfermedad. En realidad me afecta en el matrimonio. Me gustaría saber qué puedo hacer para evitar estos celos excesivos.
Consejo
Estimada amiga:
Usted ya ha dado el primer paso en la búsqueda de la respuesta a su consulta en cuanto a qué hacer para evitar los celos: Ha reconocido que es celosa y que los celos son un problema.
Muchas personas son celosas, pero no lo reconocen o no están dispuestas a asumir su propia responsabilidad. Dicen que sus celos se deben a la conducta del cónyuge. Y dicen que si el cónyuge se portara de un modo diferente, no sentirían esos celos. Así que es importante que usted haya reconocido que sus celos no se deben a la conducta de su esposo.
Más bien, es probable que la causa de sus celos sea su propia inseguridad. A usted le hace falta una buena dosis de confianza en sí misma, que no es lo mismo que arrogancia o egoísmo. Esa inseguridad hace que sienta temor de que su esposo escoja a otra mujer y la deje a usted. Sin embargo, las razones por las que usted siente celos no son tan importantes como los pasos que debe dar para superarlos.
En primer lugar, reconozca que Dios considera que los celos son pecado. El apóstol Pablo escribió: «Comportémonos correctamente, como si todo el tiempo anduviéramos a plena luz del día. No vayamos a fiestas donde haya desórdenes, ni nos emborrachemos, ni seamos vulgares, ni tengamos ninguna clase de vicios. No busquemos pelea ni seamos celosos.»1 ¿Le sorprende que San Pablo incluya los celos en la misma lista junto con los pecados de la borrachera y otros vicios? Tal vez a usted los celos no le parezcan tan malos. Pero el problema estriba en que, con mucha frecuencia, se manifiestan mediante el enojo, las contiendas, las divisiones y la venganza.
Muchas mujeres, por lo general más que los hombres, justifican sus celos y se convencen de que éstos demuestran que ellas son mujeres fuertes y decididas. Sin embargo, lamentablemente los celos en realidad demuestran debilidad, dudas y temor. Los celos destruyen las relaciones humanas y dividen a las familias.
No cuestione a su esposo con respecto a los pensamientos que él tenga acerca de otras mujeres. No lo acuse de tener pensamientos que usted se haya inventado. Y no haga que él sienta que tiene que probarle a usted constantemente que la ama. Todo eso contribuirá a que él se aleje de usted, ya sea física o emocionalmente.
Le recomendamos que consulte este problema con un consejero profesional. Él o ella podrán ayudarle a superar esa falta de confianza en sí misma. Si no le es posible consultar con un consejero, entonces busque a una amiga que se distinga por su sabiduría y su dominio propio.
Cada vez que sienta esos celos, trate de concentrarse en lo que le está cruzando por la mente. Cuando observa a una mujer de su edad, ¿piensa que ella es más atractiva que usted o que tiene una mejor personalidad que la suya? Recuerde que esos sentimientos no tienen nada que ver con su esposo. No es él quien tiene este problema, sino usted.
Le deseamos lo mejor,
Linda y Carlos Rey
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1 Ro 13:13 (TLA)