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Caso 563

Tengo veintinueve años.... Conocí a una señorita con quien entablé una muy buena amistad.... Decidí declararle mis sentimientos y pedirle si podría darme el honor de ser mi novia y esposa.

Ella me contestó que le diera tiempo para pensarlo y buscar consejería. Pero al final de la conversación me dijo: «Cuando niña, fui víctima de una violación.»

Eso me dejó sorprendido.... ¿Cómo puedo afrontar yo esta situación, y cómo podría ayudarla si su respuesta es: «Sí, acepto»?

Consejo

Estimado amigo:

Sentimos mucho lo que sufrió su novia. Sin duda, el hecho de que estuvo dispuesta a revelarle su secreto quiere decir que ella le tiene mucho afecto y está tomando en serio su propuesta de matrimonio.

No tenemos ningún modo de saber cómo ese trauma ha afectado la vida de su novia. Hay muchos factores que determinan cuánto se ha adaptado a la triste realidad y hasta qué punto es capaz de adaptarse en el futuro.

De todos modos, fue muy prudente de parte de ella revelarle de inmediato su secreto. Esperamos que eso sea indicio de que ella comprende perfectamente que no tiene culpa alguna por haber sido violada. Ella no es responsable en absoluto por lo ocurrido, cualesquiera que fueran las circunstancias.

Estamos de acuerdo en que buscar consejería para ella, para usted y para los dos juntos es necesario antes de que formalice sus planes para el futuro. Le recomendamos que busque con urgencia a alguien que tenga experiencia en tratar a víctimas de abuso sexual.

Es probable que no haya razón alguna que impida que triunfe en su relación y su matrimonio, pero estará dañando su relación si no afronta este asunto antes de casarse. La consejería pudiera durar uno o dos años, así que antes de comenzar, determine si tiene la paciencia necesaria para perseverar. De no ser así, o si tiene dudas al respecto, es mucho más gentil ponerle fin a la relación ahora en vez de darle a su novia la impresión de que todo va encaminado hacia el matrimonio.

Usted quiere saber cómo puede ayudar a su novia si ella acepta su propuesta de matrimonio. Lo más importante que puede hacer es escuchar con compasión lo que ella tenga que decir acerca de lo ocurrido, si es que opta por hacerlo. Sin embargo, no le pida jamás que le dé más detalles que los que ella, por propia iniciativa, quiera contarle. Nunca, nunca, nunca sea usted quien comience a hablar sobre ese tema, sino escuche con compasión si lo hace ella, y esté dispuesto a consolarla.

Su novia bien pudiera sentir más ansiedad de lo normal y sufrir del síndrome de estrés postraumático. Usted tiene que aceptar el hecho de que no podrá cambiar lo que ella siente con sólo tratar de convencerla. Tampoco podrá convencerla de que deje de sentir miedo. Así no funciona el cerebro. En definitiva, le hará más daño que beneficio si hace que se sienta culpable acerca de las emociones que ella está sintiendo.

Memorice las palabras del Salmo 56, versículos 3 y 4: «Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza. Confío en Dios y alabo su palabra; confío en Dios y no siento miedo. ¿Qué puede hacerme un simple mortal?» Cuando su novia muestre ansiedad, no trate de razonar con ella. Cítele más bien ese pasaje bíblico con voz calmada y reconfortante. La Palabra de Dios, cuando se cita con amor y compasión, produce paz. Sin embargo, si ella alguna vez llegara a oponer resistencia a escuchar esas palabras, simplemente guarde silencio y pídale a Dios en oración que la consuele.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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