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Caso 671

Cuando yo tenía unos cinco años, mi padre abusó de mí en reiteradas ocasiones. Nadie se dio cuenta en mi familia, y es la primera vez que lo cuento. Yo ya lo perdoné, pero debido a él soy muy desconfiada en cuanto a tener una relación sentimental.

No sé si debo decirle a mi novio (cuando lo tenga) que sufrí de abuso, o seguir reservándomelo. Tampoco sé si debo recibir terapia para trabajar el trauma y la desconfianza, o dejar que Dios siga ayudándome como lo ha hecho durante toda mi vida, y más aun en este aspecto de mi vida que jamás nadie ha sabido.

Consejo

Estimada amiga:

¡Cuánto sentimos lo que le sucedió! Es trágico que le fuera arrebatada su inocencia a tan temprana edad.

Como piensa que nadie se enteró de eso que le pasó, usted cree que ya ha superado la mayoría de las consecuencias naturales de haber sido víctima de abuso. Damos gracias a Dios, junto con usted, de que Él le haya ayudado tanto.

Sin embargo, usted pregunta si debe recibir terapia o seguir confiando en Dios. A eso lo llamamos una falsa dicotomía. Es que está dando a entender que, o recibe terapia, o sigue confiando en Dios. Lo cierto es que puede y debe hacer ambas cosas. Pero usted bien pudiera preguntar: «¿Por qué necesito terapia cuando me ha ido tan bien hasta ahora? ¿Por qué abrir un capítulo cerrado de mi vida? ¿Acaso no puede Dios sanar de modo sobrenatural mis heridas emocionales?»

Sí, Dios puede hacerlo, pero la sanidad es, por lo general, un proceso y no un suceso instantáneo. Su papá la maltrató por algún tiempo, y ese abuso produjo cambios en las sustancias químicas de su cerebro durante ese tiempo. Usted es una persona distinta hoy a causa de lo que hizo él. Usted se relaciona con los demás de una manera diferente debido a aquel abuso. Y usted ahora tiene un concepto diferente de sí misma que el que habría tenido si él nunca la hubiera maltratado. Usted perdió muchísimo, y sin embargo jamás tuvo la oportunidad de llorar esa pérdida.

En su cerebro de niña de cinco años es probable que haya confundido aquel abuso con lo que debiera ser amor normal entre padres e hijos. Es más, lo mantuvo en secreto, sin contarlo a nadie más en su vida, porque sintió vergüenza, o porque él le hizo alguna amenaza. ¿Cómo puede una niña de cinco años desarrollar una sana percepción de sí misma cuando relaciona esa percepción con la vergüenza? ¿Cómo hace esa niña, que llega a ser una adolescente y luego una adulta, para de veras comprender todas las diferencias que hay entre el amor paternal y maternal, el amor sentimental y el acto sexual?

El hecho de que usted nunca haya hablado acerca de esto con nadie es la mejor razón por la que debe contarle este secreto a una terapeuta. Hasta ahora, usted lo ha tenido encerrado en su subconsciente, sin comprender el peligro emocional que eso representa. Le recomendamos que acuda de inmediato a una consejera que se especialice en tratar a víctimas de abuso.

Con relación a cuándo debe contarle su experiencia a un novio futuro, le servirá leer los Casos 450 y 514. Bajo el tema de abuso o maltrato, encontrará también otros casos que pudieran resultarle de ayuda.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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