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Caso 609

A lo largo de mi vida he visto tantas fallas humanas que ya no creo en los seres humanos. Sí, creo en Jesucristo como mi Salvador, y estoy dispuesto a todo con tal de cumplir su voluntad. Sin embargo, sé que yo tampoco soy perfecto y que tengo mis propias fallas, que le pido a Dios que me perdone cada vez que oro. Me gusta mucho leer la Biblia, pero no asisto a ninguna iglesia.... Tampoco quiero ingresar a ninguna por las experiencias desagradables que he tenido en esas instituciones.

Consejo

Estimado amigo:

¡Cuánto sentimos que haya tenido experiencias tan desagradables en las iglesias a las que ha asistido! Lo que usted dice explica por qué muchas iglesias tienen tantos problemas. ¡Se debe a que esas iglesias están llenas de personas! Dondequiera que hay personas, va a haber errores y fallas.

La mayoría de las personas que van a la iglesia no afirman que son «santas» o «perfectas». Al contrario, muchas asisten porque saben que son pecadoras por naturaleza y que sólo Dios puede ayudarles a no cometer tantos pecados. Así que van para aprender más acerca de Dios y de la Biblia, para ser edificadas en su fe y para conocer a otras personas que están andando en el mismo camino hacia Dios. Esas personas tampoco son perfectas, pero la mayoría de ellas están tratando de vivir conforme a la voluntad de Dios para su vida. Pueden comprenderse y ser una buena influencia mutua.

¿Están todos los que asisten a la iglesia tratando de tener una relación más estrecha con Dios? ¡Claro que no! Hay quienes conciben a la iglesia como un club social. Van para ver a sus amistades, y algunos hasta van para lucir su nueva ropa. Las lecciones bíblicas, las oraciones y los cantos carecen de importancia para ellos. Su vida no es nada diferente de la de quienes no asisten a la iglesia. Algunos mienten, engañan y roban, a veces a costa de otros que van a la misma iglesia.

Así mismo hay quienes van porque es una tradición de su familia. Dicen que siempre han ido a esa iglesia y que no dejarán de ir. Se casan en la iglesia y esperan que sus hijos hagan lo mismo. Pero practican esas tradiciones de labios para afuera y no de corazón. Si bien están dentro de la iglesia, no conocen a Dios.

Al parecer, usted ha tenido la mala fortuna de asistir a iglesias donde las personas a las que llegó a conocer no tenían una relación genuina ni sincera con Cristo. Bien pudieran haber estado cumpliendo con los requisitos o sacramentos de su religión, pero los sacramentos y la religión no transforman la vida. Sólo una relación estrecha con Jesucristo cambia la vida de una persona. Es porque Jesucristo, el Hijo de Dios, es Aquel que entregó su vida para pagar el castigo por los pecados que usted y yo hemos cometido.

Le recomendamos que lea los Casos 234 y 591 para ver el consejo que les dimos a otros que han tenido experiencias desagradables con personas que asisten a iglesias. Al igual que ellos, usted necesita buscar hasta encontrar una iglesia en la que se congregan personas que son sinceras en su adoración a Dios.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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