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Caso 747

Tengo una duda. Yo quiero casarme y ser feliz con una familia que le dé honra a Dios. Pero ¿cómo voy a poder identificar a la persona que Dios tiene para mí? ¿Cómo voy a saber si voy a tomar una decisión equivocada? Creo que Dios tiene una persona especial para cada ser humano, porque Dios no nos diseñó para estar solos.

Consejo

Estimada amiga:

Nos alegra que nos esté haciendo estas preguntas. Muchas personas tienen la misma curiosidad.

En vez de repetir el consejo que ya hemos dado, quisiéramos que lea el Caso 210 y que acate el consejo que dimos sobre cómo saber cuáles hombres pudieran ser buenas opciones para llegar a conocer mejor. En lugar de pensar que cualquier tipo pudiera ser el indicado, hay un proceso en el Caso 210 que la ayudará a separar a todos los hombres en dos grupos: los que en definitiva no le convienen, y los que pudieran ser buenas opciones.

Sin embargo, usted bien pudiera pensar: «Pero yo quiero que Dios me muestre el indicado. Temo que yo elija mal.»

La palabra clave es elección. Dios quiere que elija usted. Él no le ordena que se case con determinado hombre, sino que la faculta para hallar y distinguir al que más le convenga a usted.

En los Casos 405 y 741 hemos ofrecido más consejos sobre qué hacer durante la búsqueda del cónyuge indicado. Exigirá acción de su parte. No conseguirá nada con quedarse en casa y esperar que Dios le mande a la puerta al hombre indicado. Así como Dios espera que trabajemos para sustentarnos a nosotros mismos, también espera que nos esforcemos a fin de hallar a la persona con la que más nos conviene casarnos.

Las películas y las novelas dan la impresión de que habrá una chispa romántica que se encenderá cuando encuentre al hombre indicado. Esos relatos hacen que uno piense que su mirada se encontrará con la de un hombre al otro lado de un salón colmado de personas, y que al instante sabrá que él es el indicado. Lamentablemente, eso no es amor; es atracción física.

El sentir atracción física es la razón por la que hay tantas personas que eligen mal al cónyuge. Se sienten nerviosas y experimentan una emoción que hace que deseen estar cerca del otro. Muchas veces lo que sienten los lleva a tener relaciones sexuales que causan que el cerebro emita sustancias químicas que a su vez hacen que se sientan ligados a esa persona a quien posiblemente apenas conozcan. Y una vez que la relación se cimenta en lo físico, es muy fácil que les resten importancia a todas las características del posible cónyuge que en realidad no les gustan.

Para evitar un matrimonio indeseado, primero determine que no consentirá en una relación sexual sino hasta después de casarse. Luego use el cerebro más bien para llegar a conocer el carácter, las creencias y los hábitos de cualquier hombre, antes de poner en peligro el corazón.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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