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Caso 130

A mi esposo le gusta mucho ver pornografía, y eso a mí me molesta y duele. Yo le digo que eso no le hace bien a nuestro hogar y que... me hace sentir miserable [y] pensar... que no soy suficiente para él. Yo le pregunto por qué lo hace, y me dice que todos los hombres son así.

¿Es verdad eso? ¿Es posible que los hombres no puedan contener ese vicio?

Consejo

Estimada amiga:

Sus preguntas son buenas, pero no tienen respuestas sencillas. Permítanos explicarle qué queremos decir con eso.

Su esposo dice que todos los hombres son así, y usted nos pregunta si eso es verdad. La respuesta es sí y no.

Sí, todos los hombres (y todas las mujeres) nacen con una tendencia a hacer cosas que no les convienen ni a ellos ni a los demás. Niños de dos años de edad se pegan entre sí y se pelean por obtener algo que no les pertenece. Nadie tiene que enseñarles que hagan cosas que los pondrán en peligro o que perjudicarán a los demás. Eso lo hacen como algo natural. Una vez le preguntamos a nuestro hijito dónde aprendió a hacer algo que no queríamos que hiciera. Él contestó: «Lo supe cuando nací.» ¡Esa fue una declaración verdadera acerca del origen del pecado en labios de un niño de edad preescolar! Sí, nacimos con la tendencia a pecar. De modo que cuando su esposo dice que todos los hombres son así, es verdad que todos los hombres tienen la tendencia a pecar.

También es verdad que por lo general el hombre piensa en el sexo más que la mujer, sobre todo cuando es joven. Y en la mayoría de los hombres influye más lo que ven, mientras que en la mayoría de las mujeres influyen más sus emociones. Así que la preponderancia de imágenes pornográficas en revistas, en la televisión y especialmente en la Internet sí hacen que sea una mayor tentación para los hombres el querer seguir viendo esas imágenes. Si su esposo adquirió ese hábito antes de casarse con usted, entonces eso revela que el problema tiene que ver con él y no con su relación conyugal.

Sin embargo, no es verdad que todos los hombres tengan la costumbre de usar la pornografía como un medio de satisfacción personal. Tampoco es verdad que todos los hombres piensen que está bien ver pornografía. Y el hecho de que su esposo justifique y trate que se considere normal su vicio es el aspecto más problemático de su situación. Debido a que no lo considera destructivo para sí mismo ni para su matrimonio, al parecer él no tiene ningún deseo de abandonarlo. Hasta que él comprenda que el vicio de la pornografía puede llevarlo a una adicción peligrosa, es probable que no sienta la motivación necesaria para dejarlo.

Como no es él quien nos está pidiendo ayuda, de nada serviría decirle a usted lo que él necesita hacer para librarse del dominio de la pornografía. En el Caso 7, dimos algunas sugerencias para los que quieren vencer sus vicios.

Estamos totalmente de acuerdo con usted en que la pornografía no le hace bien a su hogar ni a su matrimonio. Los hombres que usan la pornografía tienden a considerar a las mujeres como objetos y no como seres humanos iguales a ellos que tienen pensamientos y sentimientos. Es posible que comiencen a comparar a su esposa con esas imágenes perfectas de mujeres pintadas con aerógrafos que nunca se quejan ni tienen un solo dolor de cabeza. Eso conduce al descontento en su matrimonio y al deseo de escapar de la realidad, rechazando a su compañera que tiene aliento de vida y cambiándola por relaciones virtuales. A algunos hombres, puede llevarlos a la comunicación en la Internet o mensajes de texto electrónico con otras mujeres, y eso está a un solo paso del adulterio, del riesgo de contraer alguna enfermedad venérea, incluso el SIDA, y de llevar una vida doble.

Le recomendamos que cultive una relación personal con Dios, quien le dará la sabiduría que necesita para influir en su esposo. Cuando ore, Dios le dará su paz divina en su interior y la fortaleza de carácter que usted necesita. Y apelará a la conciencia de su esposo, de modo que él no siga justificando su conducta, sino que quiera cambiar su vida.

Le deseamos lo mejor,

Linda y Carlos Rey

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