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Caso 540

Me casé siendo muy joven. Amo a mi esposa enormemente, pero le he sido infiel de mil maneras y con [muchas] mujeres. Me propuse no hacerlo más.... Siento que degradé a mi esposa y, porque la amo enormemente, preferí dejarla e irme de la casa.... Considero que ella no merece lo que le hice.... Quiero que ella me olvide y, aunque la amo y sufro lejos de ella, sé que no puedo volver, pues sería contaminarla más y más de mis bajezas.

¿Qué debo hacer para que ella entienda que no puedo estar con ella? Ella insiste en que vuelva, pero jamás supo nada, ni siquiera por qué me fui de la casa. No soy capaz de decírselo.

Consejo

Estimado amigo:

Hace bien al reconocer parte del daño que le ha hecho a su esposa, así como hace bien al no querer seguir lastimándola. Sin embargo, al no decirle la verdad, usted pudiera estar haciéndole un daño peor aún que lo que usted piensa. Es posible que usted la haya infectado con una enfermedad incurable. ¿Cómo sabe que no ha condenado a su esposa a una vida de enfermedad y, posiblemente, hasta a una muerte prematura? Si de veras la ama, como usted afirma, va a querer que ella consulte a un médico lo más pronto posible para que la examine a ver si tiene alguna enfermedad que usted le haya transmitido.

Usted sostiene que no es capaz de decirle la verdad a su esposa acerca de lo que ha hecho. Así que, en vez de saber la verdad, ella sin duda se imagina que usted la dejó porque no la considera suficientemente buena. Tal vez esté sufriendo emocionalmente todos los días, preguntándose cómo pudiera ser una mejor esposa para que usted la ame más. Al igual que la mayoría de las mujeres, es posible que tenga un concepto pobre de su propio cuerpo que la hace pensar que si fuera más bonita o más delgada, usted no la habría dejado.

Ella no sabe que el problema, en realidad, es usted. Su promiscuidad lo ha llevado a arriesgar su propia salud física y emocional en busca de satisfacción que, al parecer, no puede hallar. Ese comportamiento se debe a un vacío que tiene por dentro y no a ninguna deficiencia de parte de su esposa.

Si no puede armarse de valor para decirle la verdad a su esposa, entonces consiga que otra persona lo haga en su lugar. Busque a un pariente o amigo que esté interesado en el bienestar de su esposa, y cuéntele a esa persona toda la verdad. Luego dígale a él o a ella que le revele todo a su esposa.

Quiera Dios que la vergüenza que usted siente lo lleve a arrepentirse de su conducta y a darse cuenta de que no puede vencer este problema por sí solo. Usted necesita ayuda divina y, gracias a Dios, si está dispuesto a pedirle perdón, Él lo perdonará por todo lo que ha hecho. Además, llenará ese vacío que hay en su vida. A pesar de todas las cosas que usted ha hecho, si acepta esa ayuda divina puede tener esperanza para el futuro.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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