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Caso 543

Soy madre de un niño adorable de once años. Trabajo, estudio en la universidad, tengo un esposo al que debo atender. Básicamente me siento muy dividida y siento que no me concentro en lo que realmente quiero. Me siento obligada a trabajar para solventar algunas cosas a nivel económico, pero no me agrada mi trabajo. Me esfuerzo en mis estudios, pero aún no he logrado graduarme porque... no tengo tiempo. Y me considero una mala madre porque siento que mi hijo necesita más de mí. Aunque no paso por alto nada, es poco el tiempo que realmente dispongo para él.

Consejo

Estimada amiga:

Casi toda madre que se entere de su caso podrá identificarse con la situación en que se encuentra. Con frecuencia he dicho en broma que la palabra «culpable» bien pudiera siempre acompañar a la palabra «madre» porque la mayoría de las madres sienten cierta culpa en cuanto a sus hijos. Las madres buenas saben que por lo general hay más que pudiera hacerse por el bienestar de sus hijos. Siempre hay otra camisa que planchar, otro plato que lavar u otro libro que leer con ellos. Así que el solo hecho de que se sienta culpable no quiere decir que usted no sea una buena madre.

Hubo algunos años en que yo sentía exactamente lo mismo que usted. Estaba trabajando de tiempo completo y estudiando en la universidad para ser una terapeuta familiar y matrimonial, y tenía que atender a mis hijos y a mi esposo. Nunca lograba terminar todo lo que había que hacer, y siempre me sentía culpable por algo.

De esa experiencia aprendí que hay temporadas por las que pasamos en nuestra vida. Las madres que tienen que trabajar fuera del hogar tal vez tengan que detener sus estudios hasta que los niños hayan crecido un poco más. Su hijo ya tiene once años, y en sólo siete años más no seguirá necesitando que usted pase tanto tiempo con él. No necesitará que lo ayude con sus tareas, y él podrá ayudar con los quehaceres domésticos para que usted pueda estudiar. Siete años pudieran parecerle demasiado tiempo, pero pasarán mucho más rápido de lo que puede imaginarse.

Si no tiene más opciones, es posible que tenga que seguir haciendo un trabajo que no le guste durante esos siete años. Le servirá de mucho concentrarse en los aspectos buenos del trabajo en lugar de las partes que no le gustan. Es muy probable que el cambiar su manera de pensar acerca del trabajo hará que sea más tolerable.

El Maestro del libro de Eclesiastés escribió que hay un tiempo para esparcir piedras y un tiempo para recogerlas.1 Cuando usted ayuda a otras personas, está esparciendo piedras. Cuando invierte tiempo y esfuerzo en lo que necesita su hijo, está esparciendo piedras. Dentro de pocos años podrá recoger piedras. Entonces podrá invertir tiempo y esfuerzo en sus estudios, así como en su futuro.

Si cultiva una relación personal con Jesucristo, el Hijo de Dios, Él le dará la fortaleza que necesita cada día para trabajar y pasar el mayor tiempo posible con su hijo. El apóstol Pablo escribió: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.»2

Usted puede lograrlo,

Linda
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1 Ec 3:5
2 Fil 4:13

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