Mi esposa... no deja las... telenovelas. ¡Hasta se cree protagonista principal! Le veo conductas raras. Nosotros buscamos paz, amor y bendiciones de Dios, incluso prosperidad. Pero esta actitud me parece negativa.
Consejo
Estimado amigo:
Hace unos años, los valores morales que representaban los protagonistas en las telenovelas eran los peores de todos los programas de televisión. Pero ahora las normas morales que reflejan la mayoría de los personajes de la televisión y del cine son tan malas como las que representan los protagonistas de las telenovelas. Y quienes siguen a los actores mismos saben que en la vida real las normas morales de éstos con frecuencia también están en tela de juicio. Así que si bien su pregunta tiene que ver específicamente con las telenovelas, este consejo tiene que ver con la mayoría de los medios de comunicación social que optemos por ver o escuchar.
Los valores morales que actualmente se reflejan en los medios de comunicación nos llevan a preguntarnos: ¿Cuánta importancia tiene el decir la verdad? ¿Está bien robarle a otra persona que tiene más pertenencias que las que tiene uno? ¿Deben cumplirse los votos nupciales, o debe ser negociable la fidelidad al cónyuge? ¿Hay alguna razón para que una señorita se mantenga virgen para su futuro esposo, o son en realidad normales las relaciones sexuales antes del matrimonio? Cuando deja de ser conveniente que otra persona siga con vida, ¿tiene algo de malo matarla? Si un hombre vive atormentado por sus deseos sexuales, ¿tiene derecho a forzar a su novia o incluso a una mujer desconocida a tener relaciones sexuales con él? Nuestras normas morales dependen en gran parte de las respuestas que damos a cada uno de estos interrogantes.
Algunas personas bien pudieran cuestionar por qué tenemos el derecho de juzgar cuáles normas morales son «buenas» y cuáles son «malas». ¡Y tienen razón! No tenemos ese derecho. Pero los que creemos en la Biblia también creemos que las normas de moralidad deben basarse en los Diez Mandamientos y el resto de las Sagradas Escrituras. Creemos que Dios nos dio mandamientos, pautas y normas a fin de que tuviéramos menos problemas en esta vida. Si todo el mundo siguiera las normas morales establecidas por Dios, no habría homicidio, ni violación, ni robo ni infidelidad conyugal. Nosotros creemos que Dios sabe lo que más nos conviene y lo que nos dará satisfacción y felicidad.
A pesar de que creemos que es moralmente malo tener relaciones sexuales antes de casarse, es indiscutible que en los programas de televisión proliferan hombres y mujeres que al parecer están convencidos de que el tener relaciones sexuales es una diversión que no tiene un sentido profundo ni consecuencias personales y sociales. El estar casado o no haberlo estado nunca, o divorciado o separado, no parece importarles en absoluto a los personajes que se representan en la pantalla. Cuando los vemos actuar, y comienza a interesarnos lo que les pasa, es posible que poco a poco comencemos a justificar sus decisiones, aunque al principio no estuviéramos de acuerdo con ellos.
Día tras día, hora tras hora, con la intervención de un protagonista tras otro, se puede perder el enfoque de lo bueno y lo malo. En ese mundo imaginario, nuestro personaje favorito tiene que mentir para no quedar mal. Se nos muestra que no tiene la culpa y que todo le sale bien al final. De todos modos los televidentes lo consideran un héroe, así que ¿de veras tiene importancia que no haya sido honrado? ¿Acaso no es cierto el refrán que dice que «bien está lo que bien acaba»?
Cuanto más vemos esas imágenes, más borrosos se vuelven los límites. Lo que antes siempre era malo ahora parece justificarse en ciertos casos. Lo que en tiempos pasados nunca hubiéramos siquiera considerado es ahora una buena posibilidad. Nos están lavando el cerebro con la repetición constante de valores morales cuestionables como si fueran la norma ideal para nosotros. Y lentamente se ven afectados nuestros valores de un modo que nunca quisimos que sucediera.
A quienes nos importan los valores morales debemos evaluar la influencia que ejercen sobre nosotros los programas de televisión y las películas que vemos, como también la música que escuchamos. ¿Contribuyen esos medios a que mantengamos nuestros valores morales, o a que poco a poco se deterioren?
Es posible que el entretenimiento haya llegado a ser el valor más preciado para su esposa. Vea algunos programas con ella, y luego conversen juntos acerca de los valores que expresan. Oren juntos y pídanle a Dios que les dé sabiduría al tomar decisiones con relación a los programas que presentan los medios de comunicación.
Le deseamos lo mejor,