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Caso 617

Desde hace tres años mi esposa me ha estado engañando. Hace ya casi un año llegó el teléfono de ella a mis manos y comencé a revisarlo. Encontré un contacto algo raro, y vi que ella le envió fotos [indecentes]. Le reclamé, y lo aceptó. Me molesté mucho y decidí irme de la casa; pero tenemos dos hijos a quienes amo, así que regresé el mismo día. Platicamos, y pensé que lo habíamos resuelto; pero ella nunca cambió.... Cuando le pregunté, me respondió que ya no me quiere a mí sino a otro hombre.... No me quiero ir por mis hijos, pero me siento desesperado. Yo la amo, y nunca la he engañado.

Consejo

Estimado amigo:

¡Cuánto sentimos lo que ha estado haciendo su esposa! Sin embargo, es importante que usted no se considere una víctima que no tiene facultad para tomar decisiones en el asunto. Es cierto que ella es quien ha sido infiel, y ha causado problemas en su matrimonio. Pero ella no puede despojarlo de sus opciones, y no puede obligarlo a irse. Hasta que, o a no ser que, ella contrate a un abogado y obtenga una orden judicial, usted tiene el pleno derecho de quedarse en el hogar con sus hijos. (Estamos dando por sentado que usted no es culpable de abuso físico ni emocional.)

Como usted ya sabe, muchas personas en su lugar sí abandonan el hogar, lo cual hace que sea difícil que tengan la misma interacción con los hijos. Luego con frecuencia los ex esposos se comunican estando muy resentidos. Ese rencor y esa disensión afectan a los hijos que lo sienten en carne propia, y éstos en definitiva sufren las consecuencias. A veces la persona que tiene la custodia se vale de las posibles visitas y de la comunicación con los hijos como instrumentos de negociación para obtener dinero o sustento económico. Algunos que tienen la custodia se niegan incluso a permitir que el cónyuge tenga contacto con los hijos, a no ser que el cónyuge se someta a determinadas exigencias.

Menos mal que usted está plenamente consciente del daño que el abandono de su parte causaría en la relación que tiene con sus hijos. Aquellos padres que los abandonan suelen cansarse de discutir y de negociar con su ex cónyuge a tal grado que simplemente dejan de visitar a los hijos. Con el paso del tiempo, se les hace cada vez más fácil considerarse ellos mismos las víctimas sin opciones, alegando que la conducta del cónyuge es la razón por la que no tienen relación alguna con sus hijos. Pero la verdadera razón es que se dieron por vencidos debido a que era difícil y desagradable. Le rogamos que lea los Casos 33 y 188 para enterarse de lo que sienten algunos niños cuando son abandonados o cuando sus padres no dejan de discutir.

Su prioridad máxima debe consistir en hacer todo lo posible por no abandonar a sus hijos. Pero conste que necesitará sabiduría y fortaleza de lo alto para lograr esa meta. Pídale a Dios que lo ayude. Permita que Él dirija sus pasos de aquí en adelante.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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