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Caso 30

Me casé con quien fue mi novio por casi tres años, profesional, responsable, amoroso, respetuoso.... Nuestro matrimonio cayó en una rutina horrible y yo sentí que no estaba creciendo personalmente, así que decidí separarme.

Desde entonces, he sido más infeliz aún. He tenido varias parejas que, lejos de llenar mi corazón, lo han marchitado más. Y ahora sólo pienso en el gran hombre que perdí por mi egoísmo, el único que sé que verdaderamente me ha amado....

Ahora me da mucho miedo buscarlo, pues sé que me sigue amando y no quiero romperle el corazón una vez más. Además, no sabría cómo pedirle perdón, pues no quisiera que supiera nunca de mis malos pasos. A lo único que me ha llevado todo esto es a sentirme asqueada y avergonzada de mí misma, y ya no quiero seguir así...

Consejo

Estimada amiga:

A veces las lecciones más valiosas se aprenden sólo por la experiencia. Esa sí que es la realidad en su caso. Usted reconoce el tesoro que tuvo en su esposo antes de optar por deshacerse de él. Y sin embargo reconoce que tiene miedo de volver a herirlo en el caso de que los dos volvieran a relacionarse. Eso indica que usted no puede siquiera confiar en sí misma. ¿Qué razón pudiera haber, entonces, para que él confiara en usted y le diera otra oportunidad?

Creemos que, en vez de afanarse preguntándose si debe buscar a su ex esposo, usted necesita concentrarse en hacer lo que dijo que quería hacer cuando se separó de él: crecer en lo personal. En lugar de hacer eso, usted ha tenido una relación tras otra, en busca de alguien que la satisfaga y le llene el corazón. Ahora reconoce lo egoísta que ha sido.

Lo cierto es que no hay nadie que pueda hacer en su lugar lo que usted tiene que hacer por sí misma. Cada uno de nosotros tiene que estar contento consigo mismo antes de poder tener éxito en una relación. Sólo después que resuelva su egoísmo y halle la satisfacción podrá usted estar lista para una relación amorosa. Y sólo cuando deje el empeño de relacionarse con un hombre podrá usted concentrarse en cambiar usted misma.

Su matrimonio fracasó porque usted estaba concentrada en lo que le fuera de beneficio personal. Usted quería que fuera su esposo quien le hiciera sentir satisfacción. Usted quería que fuera la relación conyugal lo que la ayudara a crecer y a progresar en la vida. Tales deseos egoístas, lejos de enriquecer el matrimonio, lo llevan a la ruina. Cuando un hombre y una mujer se casan, deben hacerlo por el amor que pueden darse el uno al otro. Deben amarse a tal grado que su mayor interés es satisfacer a su pareja, siempre dispuestos a poner a un lado sus propias necesidades y deseos.

El apóstol Pablo describe la relación conyugal en el quinto capítulo de su Carta a los Efesios, donde instruye tanto a los esposos como a las esposas que se entreguen mutuamente de tal modo que lleguen a ser un solo cuerpo.1 «Un solo cuerpo» simboliza una sola mente, de modo que en su manera de pensar y de actuar, tanto para el uno como para la otra, ya no se trata de «yo» sino de «nosotros».

No hay ningún hombre que pueda llenar el vacío que usted siente en su ser. Dios ha permitido ese vacío en usted para que reconozca la necesidad de una relación con Él. Todo ser humano nace con ese vacío, y la mayoría se pasa toda la vida tratando de llenarlo con una cosa o con otra. Pero nada les da resultado, y se frustran y se desesperan cada vez más. Muchas veces la voz de la conciencia les dice al oído que necesitan a Dios, pero no pueden imaginarse a un Dios que sea personal y que los ame tanto.

Usted puede hablar personalmente con Dios ahora mismo. Pídale que le perdone sus pecados en el nombre de Jesucristo. Pídale que llene el vacío y le dé la paz que su alma necesita. Y pídale que le ayude a comenzar a pensar más en las necesidades de otras personas, y menos en las suyas. Cuanto más hable con Él, más podrá cultivar una relación con el Dios que la creó y que desea lo mejor para usted. Y siempre que se comunique con Él, usted podrá ver las cosas desde su perspectiva divina y llegar a ser menos egoísta. Y reconocerá que ningún hombre puede llenar su corazón, ya que Dios es el único que puede realizar esa tarea.

No espere que ningún hombre haga lo que sólo Dios puede hacer,

Linda y Carlos Rey
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1 Ef 5:31

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