Prometí no faltar al mandamiento de fidelidad ante el embarazo de mi esposa. Le fallé, y ha tenido un embarazo muy difícil....
[Ahora] está a punto de perder el bebé. Sólo un milagro haría continuar su embarazo; pero estoy convencido de que romper una promesa [a Dios] es lo peor que [uno] puede hacer. Cuando uno le promete [algo] a Dios, con Él no se juega.
Consejo
Estimado amigo:
Ante todo, esperamos que usted haya recibido el milagro que pidió y que su bebé se encuentre bien. ¡Qué angustia la que usted y su esposa están pasando! Lamentablemente hay muchas otras parejas que se identifican plenamente con ustedes.
En cuanto a lo que nos plantea, tiene usted toda la razón en un sentido y está totalmente equivocado en otro. Tiene razón al afirmar que nuestras acciones acarrean consecuencias. Su infidelidad resulta en que haya falta de honradez y de confianza mutua en su matrimonio. Su infidelidad hiere y entristece a su esposa. Y su infidelidad puede tener efectos desastrosos en la vida de la otra mujer, aun cuando ella no tenga un hijo como resultado de la relación entre ustedes dos. Si llegan a procrear otro hijo, entonces el sufrimiento y el dolor de tener que lidiar con dos mujeres rivales (así como con una inocente criatura de por medio) lo acompañarán el resto de su vida.
De modo que usted tiene razón en cuanto a las consecuencias; pero ¿en qué sentido está equivocado? Está totalmente equivocado al creer que Dios haría sufrir a su esposa y a su hijo por causa de la promesa que usted ha incumplido. Antes que Jesucristo viniera a este mundo, Dios sí juzgaba a la humanidad conforme a la Ley del Antiguo Testamento. Los que vivían bajo esa ley sí morían como castigo de sus malas obras. Y a fin de librarse del castigo por sus pecados, sacrificaban animales. Pero luego Dios envió a su Hijo Jesucristo al mundo para que llevara el castigo de todos en el futuro. Cristo sufrió el castigo una vez por todas, para que Dios no tuviera que castigarnos y para que no volvieran a ser necesarios los sacrificios de animales.
Cuando Cristo murió en la cruz, estaba muriendo para llevar el castigo de todos nuestros pecados. Nosotros ya le pedimos a Dios que perdonara los pecados nuestros, y usted puede pedirle que le perdone los suyos. No tiene que hacer más que hablar con Él mediante la oración. Dígale que está arrepentido de sus pecados y que acepta la muerte de su Hijo en la cruz como castigo por lo que usted ha hecho. Él lo perdonará. Entonces, debido a lo agradecido que está por lo que Cristo hizo por usted en la cruz, en el futuro usted se esforzará más que nunca por tomar decisiones consecuentes con las enseñanzas bíblicas. Al comunicarse con Dios mediante la oración y la lectura de la Biblia, descubrirá que Él no es ese Juez vengativo y hostil que usted se ha imaginado. Por el contrario, reconocerá que Él es el Dios que lo amó a usted tanto que se dispuso a dar a su único Hijo para que muriera en lugar de usted.1
El peligro que corre su bebé no se debe al pecado que usted cometió; se debe a que el cuerpo humano es susceptible a la enfermedad, causada por microbios, el desequilibrio químico y otros males. Es trágico que una persona muera a causa de una enfermedad o infección, pero resulta mucho más difícil de aceptar si el que muere es un niño. Dios se aflige con usted y comprende su dolor, porque Él sabe lo que es ver el sufrimiento y la muerte de un hijo.
Le deseamos paz con Dios,
Linda y Carlos Rey
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1 Jn 3:16