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Caso 328

Tengo veinticinco años, soy médica y nací en un hogar cristiano. Hace tres años conocí a mi actual novio. El problema es que él es musulmán de Senegal. Es un hombre maravilloso, respetuoso, de buenos sentimientos y sé que me ama. Hace un mes me pidió que me casara con él. Cuando lo conocí, estaba distanciada de la iglesia.

No sé qué debo hacer. Lo amo y me encantaría ser su esposa, pero eso implicaría dejarlo todo: mi familia y a Jesucristo. Este sentimiento de miedo mezclado con el de culpa me tiene bloqueada. Sólo el pensar en terminar esta relación y sentir que le hago daño destroza mi corazón. Gracias por su respuesta. ¡No sabe cuánto la necesito!

Consejo

Estimada amiga:

Nos alegramos de que nos haya consultado. Es obvio que no le gustan las consecuencias que resultarían de ninguna de las dos opciones: casarse con ese hombre y abandonar a su familia y su religión, o rechazarlo a él y quebrantarle el corazón (junto con el suyo). Usted no «siente» paz con ninguna de esas alternativas. Sus emociones están alteradas.

A veces nos conviene tener sentimientos encontrados, tal como usted describe. La consecuencia de sentirse bloqueada ha impedido que tome una decisión de la que tal vez más tarde se arrepienta.

Cuando las personas toman decisiones basadas en sus emociones, esas decisiones por lo general no son sabias ni prudentes. Las emociones pueden cambiar conforme al clima o a cómo se durmió durante la noche, de modo que es obvio que no puede fiarse de ellas. Una decisión que es para toda la vida, como es la de elegir esposo, debe tomarse basada en la realidad, la evidencia y la lógica, y no en la emoción.

Usted dice que estaba distanciada de la iglesia cuando conoció a su novio, pero ahora reconoce que casarse con él implica abandonar su fe en Jesucristo. Eso tiene muchísima importancia. Nos lleva a preguntarle: ¿Cree usted en lo que enseña la Biblia? El apóstol Pablo enseñó que aquellos que creen en Jesucristo como su Salvador no deben unirse con los que no creen en Él como su Salvador.1

Usted no ha estado asistiendo a ninguna iglesia a pesar de que cree en Cristo, y es posible que su novio tampoco haya estado practicando la religión de él durante el tiempo que llevan de conocerse. Pero así como usted aún considera importantes las creencias que profesa, las que él profesa son importantes para él. ¿Por qué habría usted de estar dispuesta a dejar sus creencias cuando es evidente que él no está dispuesto a abandonar las suyas?

¿Acaso su novio consideraría abandonar a la familia de él? Usted dice que tendría que dejar la suya si optara por casarse con él. Por supuesto, los matrimonios que triunfan requieren de sacrificio y de la disposición a ceder, pero cuando uno solo de los cónyuges hace todos los sacrificios, hay un desequilibrio que no es ni grato ni saludable.

Como ha habido muchas mujeres seguidoras de Cristo que se han casado con un hombre musulmán, es fácil obtener información fidedigna vía Internet con relación a las experiencias que ellas han tenido. Hay libros y hasta películas que tratan sobre el tema. Siempre es prudente aprender de las experiencias de los demás a fin de no cometer los mismos errores.

Usted dice que se siente culpable, pero no especifica qué acciones le han generado esos sentimientos de culpa. Lo más probable es que se trate de su conciencia recordándole que se ha alejado del amor de Dios y de la libertad del pecado que ofrece Cristo. Para tomar decisiones sabias, usted necesita la ayuda de Dios. No permita que la culpa que siente impida que acepte el perdón que le ofrece Cristo y la ayuda y la fortaleza que le esperan. Dígale sí a Cristo, y dígale no a todo lo que pudiera perjudicar su relación con Él.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 2Co 6:14

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