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Caso de la Semana

Estoy muy mal emocionalmente.... Tengo veintiocho años y me siento muy triste porque me he dado cuenta de que desperdicié toda mi juventud en nada....

Muchas personas tienen vidas exitosas a esta edad; en cambio, yo no tengo ningún don ni talento. Tengo complicaciones de salud. Temo que es un tumor o un cáncer, pero debido al miedo y a la vergüenza no pienso ir a un hospital....

He pensado que quizá todas estas situaciones sean un castigo de Dios, porque realmente yo soy una persona que no vale para nada. La mayoría de las noches lloro de tristeza por mi situación, y expreso mis sentimientos en oración.

¿Cree usted que Jesucristo escucha lo que yo digo en oración? He pensado mucho acabar con mi existencia, porque pienso que al morir no tendré que sufrir.... No sé por qué nací.

Consejo

Estimado amigo:

Nos entristece mucho lo que ha estado sufriendo. También sabemos con certeza que Dios no sólo escucha sus oraciones sino también está muy interesado en su bienestar. Su Hijo Jesucristo enseñó: «¿No se venden dos gorriones por una monedita? Sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin que lo permita el Padre. Él les tiene contados aun los cabellos de la cabeza. Así que no tengan miedo, ustedes valen más que muchos gorriones.»1

¡Es increíble pensar que Dios se interesa a tal grado por cada uno de nosotros! Él nos ama sin que importen nuestros talentos, triunfos o logros, porque somos su creación divina, planeados antes de la fundación del mundo.

Usted nació como una expresión del amor de Dios. Ahora el propósito por el que fue creado es amarlo y estar dispuesto a permitir que Él lo guíe y le muestre el camino hacia el futuro que ha planeado para su vida.2

Sin embargo, sospechamos que usted padece de un desequilibrio en las sustancias químicas de su cerebro para el que hay medicamentos que pudieran ayudarlo. Nosotros no somos médicos, y ni siquiera un médico podría diagnosticar ninguna irregularidad basado simplemente en el breve caso que nos ha contado, pero usted en definitiva tiene síntomas que requieren atención médica. El temor que siente de encontrar una grave enfermedad es en realidad un síntoma común de los trastornos de ansiedad, a la vez que sus pensamientos de causarse daño pudieran ser el resultado de una depresión clínica. En cualquier caso, usted necesita consultar a un médico.

Por otra parte, su tendencia a compararse con los demás es contraproducente. Usted no tiene conocimiento alguno de las luchas que tienen los demás, así que no se compare con ellos. En vez de pensar en la manera como usted no está a la altura de los demás, concéntrese en la bendición de tener a Dios de su parte. Piense en lo que Dios puede hacer en lugar de lamentarse por lo que usted no puede hacer. ¡Dios está en todas partes! ¡Él lo sabe todo! ¡No hay nada imposible para Él!3 Esas son las cosas en las que le conviene meditar.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Mt 10:29-31
2 Ef 2:10
3 Mt 19:26; Lc 1:37

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